Triunfal regreso de la Justicia
Título: Phoenix Wright Ace Attorney: Justice for All (2007)
Desarrolladora: Capcom
Distribuidora: Nintendo
Lanzamiento: 16 de abril de 2007
Especificaciones (mínimo recomendado): Nintendo DS
# Publicado el por Gaspar Ruiz
¡Un momento!, sin embargo, ya que Phoenix Wright 2 ha aprendido, con creces, de errores pasados: si en la primera parte reprochábamos un cierto infantilismo, algo de ingenuidad y un sentido del humor irresponsable, aquí parece que estos aspectos han quedado diluidos y superados, para encontrarnos ante un producto que, sin traicionar su esencia, se manifiesta abiertamente oscuro, truculento y en muchas ocasiones, terriblemente duro. Es decir, que volvemos a toparnos con un reparto de lujo, que resplandece gracias a las intervenciones de unos secundarios inolvidables y, sin que quiera servir de precedente, superiores a unos «actores» principales que, aún habiendo perdido ya toda capacidad de asombrarnos, siguen cautivándonos como la primera vez; con historias retorcidas de tan enredadas, que acostumbran a resolverse de manera magistral por la pura inercia de un ritmo frenético y un guión inteligentísimo; con un apartado gráfico que cumple holgadamente, refrescante, vivaz y atractivo, que destila un inmenso mimo y cuidado a cada trazo; con una banda sonora muy identificable y definida, que activa la psique nostálgica de los aficionados más veteranos y que, una vez escuchada, permanece enquistada en nuestra memoria. Pero con la diferencia, decíamos, de que ahora todo queda tamizado por el ácido filtro de la amargura.
Baste un excelente ejemplo: pongamos por caso el tercero de los capítulos de que se compone el juego, el de la muerte del jefe de pista Russell Berry a manos, presuntamente, del mago volador Maximilion Galáctica. Por varias razones, sobre las que no me detendré por entrar en el campo del entusiasmo sentimental en lugar de la racionalidad objetiva, este caso me parece, de lejos, el mejor de los nueve que, hasta la fecha, ha protagonizado nuestro abogado. Lo que tiene de excepcional lo tiene también de turbio, de descorazonador y de infinitamente triste, por lo que puede que su encanto estribe en la magistral mezcla y manejo de estos tres factores, sin concesión alguna para la moraleja fácil o el discursillo dogmático. Si realmente pensásteis que el final de Hotel Dusk (por citar un ejemplo cercano) era demoledor y agridulce, os invito a compararlo con el de El caso del circo, un cóctel de reacciones humanas, destinos infaustos, y problemas tan soterrados y tan mal resueltos como para estallar con una mínima mecha: la de la extrañísima muerte de quien, se mirase por donde se mirase, era adorado por todos sus empleados y familiares. Sinceramente creo que este caso debería desligarse del conjunto en el que está incrustado y venderse por separado, pues alcanzaría visos inmediatos de leyenda.
Y precisamente, la mención a este maravilloso inserto me va a permitir tratar otra faceta que quiero imputar a este Phoenix Wright: su frustrante descompensación. Es muy posible que el aficionado que ya jugase al Ace Attorney, título de dificultad y desarrollo creciente, se sienta defraudado, si no por el primero de los cuatro procesos del cartucho (conviene recordar que es un hábil «tutorial»), sí por lo menos por el segundo y, en menor medida, por la guinda a este suculento pastel, el cuarto. Todo el asunto de la «canalización» que tiene a Maya por centro neurálgico es una absoluta patochada que, por mucho que nos esforcemos, no podremos coger por ningún lado; tampoco la trama ofrecerá asideros a los que aferrarse, topándonos, por primera vez desde que somos «Phoenix-adictos», con un curioso caso de desafección y decepción o, si se prefiere, ante un caso realmente malo de solemnidad en todas sus facetas: mal llevado, inverosímil, cargante, sin atractivos. En verdad, de no existir el primoroso monumento que le sucede, el asqueado jugador podría verse tentado de apartar de sí su DS y abandonar, en lo más profundo del Caribe de su estantería, este nuevo Phoenix Wright. El cuarto caso tampoco es un prodigio de diversión, pero, a diferencia del otro experimento fallido, éste sí que tiene una narración fluida y elementos más que suficientes para mantenernos pegados a la pantalla, incluso, y cosa extraña en un título acostumbrado a la sorpresa, dejándonos estupefactos.
Conclusión
Lejos de dar señales de flaqueza o de cansancio, la franquicia Phoenix Wright demuestra con su continuación que tiene cuerda para rato y cancha más que suficiente para soportar, sin despeinarse, cuantas secuelas quieran realizar sus programadores. Desafortunadamente (o quizás por fortuna: pues lo bueno es aconsejable que dure ni mucho ni poco, sino lo estrictamente necesario), parece ser que Phoenix Wright es una saga ya cerrada, a la que sólo le falta un buen epitafio: el venidero Trials and Tribulations, teóricamente previsto para el primer trimestre de 2008. ¿Será el canto de cisne, la decepción consumada que muchos esperan, de esta memorable trilogía? Si me lo permitís, despejaré vuestras dudas: ¡Protesto!.
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