Agria por lo que hemos comentado en los párrafos anteriores, y dulce por respetar, más o menos (y si obviamos los mini-juegos que por otra parte siempre han estado ligeramente relacionados con este género), los cánones tradicionales de la aventura: recogida de objetos, utilización de los mismos sobre puntos calientes de los escenarios, árboles de diálogo (con más de un personaje a la vez, incluso) y humor blanco que recuerda (aunque no iguala ni por asomo) a clásicos como Monkey Island o Day of the Tentacle, no en vano Dave Grossman (co-autor de la mencionada secuela de Maniac Mansion) se encarga de una parte del diseño y del guión, junto a Dan Connors, su equipo, y Jeff Smith que también mete mano por ahí, puesto que los diálogos son prácticamente calcados a los del cómic.

De todas formas, estos puzzles que tanto recuerdan a antaño, traicionan al jugador experimentado con una sencillez abrumadora y un espacio muy reducido para solventarlos, con lo que se nos hará imposible llegar siquiera a tener que pensar para resolver los enigmas. A esta ya de por sí excesiva facilidad hay que añadirle un sistema de pistas para profanos, que se activará pulsando sobre el icono de un interrogante situado en una esquina inferior de la pantalla, y que nos explicará paso por paso, y de manera detallada, cómo debemos solucionar cada uno de los puzzles. El equivalente a un insulto para todo aventurero que se precie.

Nos ha sorprendido, mínimamente, eso sí, el aspecto gráfico de la aventura. Cuando empezó a gotear el caudal de screenshots cualquiera habría podido pensar que se trataba de un juego visualmente obsoleto. El trailer que salió a continuación prometió lo que ha acabado asegurando el juego: si bien la tecnología empleada es modesta, el resultado gráfico es bastante correcto y los personajes son suficientemente expresivos gracias al buen uso de la animación tridimensional, lo cual es un mérito si tenemos en cuenta que los modelos no están precisamente cargados de polígonos, valga como ejemplo Ted el bicho, que viene a ser un gajo de mandarina verde, y que sorprendentemente no nos sobresalta demasiado cuando la vemos botando por el escenario. Por desgracia, hay detalles que sí resultan insuficientes, como la plaga de langostas consistente en un sprite mal recortado copiado y pegado hasta la saciedad, o los efectos de fuego que hacen pensar que estamos ante una aventura amateur. Aunque de hecho, prácticamente lo estamos.

Telltale ha optado por utilizar fondos completamente tridimensionales, lo cual a priori es un handicap para ellos, puesto que suponen un mayor esfuerzo que podrían haber invertido en alargar la aventura sin que por ello se viese anacrónica con unos bonitos escenarios pretender. De cualquier modo, la elección ha sido correcta, y aporta al género un aire de modernidad del que podrían aprender aquellos que se dediquen a hacer aventuras de verdad (porque esto no lo es). La cámara se mueve de manera notable, sin afectar en ningún momento la visibilidad del jugador y el resultado estético lo podéis comprobar en la galería de imágenes, porque en el juego vais a ver poco más.

La banda sonora está compuesta por el pseudo-músico Jared Emerson-Johnson, quien también ha colaborado en Psychonauts, la última obra de Tim Schafer que parece que no va a llegar nunca a nuestro país, y la verdad es que dista mucho de ser memorable, pero, y aunque suene a tópico, cumple su función de acompañar la acción en los momentos clave, acelerándose en las escenas de peligro (las peores del juego, porque es cuando nos meten el abominable mini-juego de saltar obstáculos), y acentuando la inocencia y virginidad de los parajes que visitaremos en esta primera entrega de la saga.

Conclusión

Bone: Out from Boneville no es un juego. No hay historia, porque es sólo una parte de la misma; no hay introducción, nudo ni desenlace porque sólo jugamos a la introducción. Es una demo de algo que aún no está acabado, y por vendérnoslo como algo jugable, independiente a futuras secuelas y caro, merece nuestro suspenso. Cuando lo vendan en pack con el resto de entregas quizá sí podamos decir que estamos ante una aventura gráfica interesante, pero por ahora esto es lo que hay, y nos parece muy poco.

En fin, esperemos que Autumn Moon (A Vampyre Story) no siga el ejemplo de Telltale y hagan un juego, ya no largo ni bueno, sólo un juego.

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