Legado apócrifo
Título: Legacy: Dark Shadows
Desarrolladora: Razbor Studios
Distribuidora:
Lanzamiento: 19 de noviembre de 2004
# Publicado el por Sandra Montero
La decisión de no continuar con la segunda parte de Sam & Max, además de ser controvertida, ha supuesto un golpe fatal a las esperanzas de los nostálgicos de la aventura al estilo Lucas. Después de varias semanas de dimes y diretes, la otra columna que sostenía esa esperanza mal entendida, es decir, Jane Jensen, también ha caído. La razón por la que no continúa con su proyecto es la rentabilidad. Dicen por ahí que las aventuras gráficas no son rentables. Todo es posible, pero lo cierto es que sin LucasArts y sin Jane, que por otra parte llevan ya alejadas de este mundo mucho, mucho tiempo, la manida esperanza hay que ir depositándola en otros lugares.
Sí, porque mientras todos miran hacia un lado, en el otro, en este caso el este de Europa, hay pequeñas compañías que parece que se arriesgan a desarrollar una aventura gráfica sin importarles demasiado el asunto de la rentabilidad. Una de ellas ha sido la rusa Buka y su Midnight Nowhere, con resultados menos aceptables que más, y Legacy: Dark Shadows, de los croatas de Razbor, que es la inmediata que queda por ver.
A primera vista, Legacy es una aventura que bebe de las fuentes de The Longest Journey. A nadie se le escapa que la sueca, a falta de otros referentes más o menos modernos y con tanto éxito popular, se ha convertido en un clásico o, si no llega a tanto, sí en una de las más queridas. Pero antes de las comparaciones, el comienzo. En un «flashback», la aventura comienza narrando el pacto de no agresión que, en la Segunda Guerra Mundial, firmaron Alemania y Japón. Unos años antes, el País del Sol Naciente había conseguido desarrollar una sustancia, que, inyectada en el cuerpo humano paralizaba el envejecimiento y, pocos días después, provocaba la muerte debido al choque provocado por la rápida reacción de las células. Alemania, muy interesada en la sustancia milagrosa, ordena a Josef Mengele (que, todo hay que decirlo, por aquel entonces era un simple teniente de las SS y no un científico líder) que consiga el elixir de la juventud. Mientras la fórmula vuela por el campo de batalla, su avión es derribado y un periodista ruso, Jevgenij Borisov, la encuentra y, como no podía ser de otra manera, se hace con ella.
Como en las películas, la acción pasa en ese momento a Ren Silver, la gran protagonista, muy del estilo de April Ryan, aunque ésta es detective privado cuya especialidad es encontrar a mascotas desaparecidas. Su vida transcurre en el año 2138, con la luna ya colonizada por los terrestres, y con un pasado más oscuro que el de la mojigata de Stark. Para muestra, un botón: dos días antes de su graduación como policía, su madre fue asesinada. Ciega de ira, encontró al asesino y lo mató. Ahora cuenta con un grupo de amigos que le ayudan en sus pequeños casos y todo transcurre con normalidad hasta que visita una colonia en la luna, llamada Einstein, en la que no se puede beber alcohol y en la que los mineros llevan metal a la tierra a cambio de oxígeno, agua y alimentos.
Es incomprensible que la gente de Razbor haya revelado tantos datos sobre el argumento cuando la aventura aún no tenía prevista su salida al mercado. Es evidente que los hechos ocurridos en los años de la Segunda Guerra Mundial tienen su explicación en la época de la protagonista y está claro que la fórmula del envejecimiento tiene un papel primordial en todo el desarrollo del argumento, pero desvelar todos los porqués sería destripar por completo la aventura. Por tanto, aquí tan sólo se han dado unas pinceladas de la trama que el más despierto descifrará sin problemas.
Con este escenario de fondo, es el turno del apartado técnico. Como The Longest Journey, es una aventura en tercera persona, «point & click» y con fondos «pre-renderizados», es decir, que no se sale mucho de lo tradicional. Lo mismo ocurre con el interfaz, la flecha del cursor cambia de color cuando hay algo que mirar, coger o hablar. Ren Silver puede andar o correr. Los escenarios son muy similares a los de Stark o incluso a los de Blade Runner. Futuristas y oscuros. Eso sí, según los datos que proporciona Razbor exigirá un ordenador potente. ¿Hay alguna innovación? Una de las descripciones que ofrece la página del juego es «mezcla de ciencia ficción y survival horror». Pero hay que matizar, no es un Silent Hill, así que no hay monstruos, aunque sí armas. Sin ir más lejos, pistolas, cuchillos y gases anti-perro. De los puzles muy poco se sabe, pero está claro que si una puerta con cerrojo impide el paso y en el inventario hay una pistola, la solución sale sola. Aún así, sigue siendo pronto para juzgarlos, sobre todo cuando la propia desarrolladora ha asegurado que está llevando a cabo una limpieza de errores que tirarían por tierra todo lo bueno de su juego.
La compañía croata, cuya especialidad es el diseño de páginas web, tenía previsto lanzar Legacy: Dark Shadows en septiembre del año pasado. En estos momentos, parece que han conseguido un distribuidor y según han asegurado a Aventura y CÍA, su aventura se aparecerá en nuestro país, aunque aún no sabemos de mano de quién. Al menos, parece que las tareas de doblaje definitivo han terminado. Habrá que esperar para comprobar si la ambición de estos croatas consigue un huequito en el panorama aventurero o se queda en agua de borrajas, como le ha ocurrido a su compañera del Este, Midnight Nowhere.