Hace un tiempo que en las estanterías de tiendas donde venden videojuegos de PC se deja ver la última obra de los ucranianos Frogwares, su cuarto juego, su segundo basado en el personaje de Conan Doyle - después del menos que mediocre El misterio de la Momia -, y su segundo juego en tercera persona.

El caso de Frogwares es bien curioso, porque desde su primer juego, El secreto de Nautilus (aquel que tuvo aquella idea tan buena de vender el juego con el libro) no se han quitado la etiqueta de `grupo desarrollador interesante cuyos juegos prometen que en un futuro harán algo decente´, promesa que sólo en su anterior Viaje al centro de la tierra había algún esbozo de que pudieran cumplir. Frogwares, sin embargo, han sobrevivido a la calidad de sus juegos, y cada proyecto que anuncian sigue teniendo un halo esperanzador, como ocurría con Sherlock Holmes y el pendiente de plata, que en sus primeras imágenes daba la impresión de ser una clásica aventura en tercera persona con atmósfera conseguida y una buena historia escrita por el autor del juego, al más puro estilo de los pastiches holmesianos que tan bien cultivaron Robert Lee Hall, Nicholas Meyer o, como ejemplo más reciente, Rafael Marín.

Y es que Holmes es un personaje muy agradecido para hacer una aventura gráfica con él: no hace falta presentarlo, tiene ya un carisma creado, y el género de investigación es de los que mejores se adaptan al formato de la aventura clásica. Por eso, y por contar esta vez con Watson - al contrario que su aventura de Sherlock Holmes anterior - este juego prometía, al menos, una narrativa lineal, sosegada, con personajes interesantes y atmósfera londinense opresiva al más puro estilo de la magnífica Los archivos secretos de Sherlock Holmes: el caso del escalpelo mellado. Hasta qué punto lo consigue es lo que nos cuenta nuestro estupendo crítico José María Meléndez en la review del juego.

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