Review de Hollywood Monsters
La aventura que lanzó a Pendulo al estrellato de las desarrolladoras hispanas, a examen
# Publicado el por Javier Cadenas
Después de una interesante opera prima de fácil digestión y buen entretenimiento, Igor: Objetivo Uikokahonia, donde los madrileños Pendulo Studios nos ponían en la piel de un chaval lógicamente enamorado de la belleza de su campus para conseguir su amor (nada particularmente ornamentado, pero original en su desarrollo y con puzzles bien planteados), la empresa de Rafael Latiegui y compañía desarrolló Hollywood Monsters, que vio la luz en 1997.
Hollywood Monsters es de esos juegos que quién sabe por qué motivo, bien sea por ser producto patrio o por sus gráficos resultones, gozan de una fama tremenda y de un nutrido grupo de fanáticos. Da igual las carencias de diseño que tenga, da lo mismo que su original y potencialmente interesante argumento quede desaprovechado en un guión torpe, que lo que más destaque de todo el conjunto sea un tema principal compuesto por La Unión, siempre está la excusa del hay que apoyarlo porque es español, del cuando lo jugué en mi tierna infancia me fascinó y el amor es ciego, del no es que sea malo, es que es una locura de juego, un pasote que no entendéis.
Al margen de todo ello, Tomás Maidagan se ha propuesto en esta review la encomiable tarea de arrojar un mínimo de objetivismo sobre la que es y deja de ser en realidad la segunda obra de Pendulo Studios, con la que la empresa madrileña cosechó los frutos del éxito después de una más interesante aunque más olvidada Igor: Objetivo Uikokahonia. Así, podemos hoy ofreceros su argumentado punto de vista sobre este juego que provoca amor u odio lo que, como siempre, puede generar un atractivo debate en las rereviews que siempre os animamos a escribir.