Y cuesta mucho más tener empatía con una de las protagonistas más poco inteligentes y con menos capacidad de observación que ha pasado por una aventura (¿y esto no está desarrollado por Roberta Williams, digo yo?), que es absolutamente incapaz de olerse al cuarto día algo que nosotros sabemos desde el primero. También cuesta creer que ella está absolutamente enamorada de su marido - viendo lo mediocre que parece - y que es incapaz de captar sus cambios bruscos de personalidad. Peor aún es que los actores no se lo creen tampoco, y son mediocres como mucho, y que la integración con los escenarios queda incluso más forzada que en aquel Realms of the Haunting: mezclar personajes reales con fondos de ordenador nunca ha funcionado bien en las partes de vídeo de los juegos, pero si encima todo el juego depende de ese tipo de secuencias, la cosa empieza a ser incómoda.

Ay, los vídeos. Son 7 cds, o sea que sí, son muy numerosos. Por fortuna existe un botoncito maravilloso para poder saltarte secuencias intermedias que te estorban, pero claro, debes de tener bastante cuidado por si en una de esas secuencias resulta que ocurre algo importantísimo que no ha ocurrido antes, cosa que nunca sabes gracias a la implantación plena de la famosa jugabilidad-embudo. Es decir, existen ciertos objetos o ciertas situaciones que no aparecen a no ser que hayas visto la maceta de la cocina o hayas visitado - sólo visitado - el baño. Y es que la mitad de los "puzzles" son así: visita toda la casa, observa todo de nuevo, ve al pueblo, intenta hablar con todo el mundo, vuelve a casa. El inventario es escasísimo, y por ende, los puzzles de objetos, muy sencillos.

Otro detalle: Sierra promocionó este juego como "dirigido para adultos", y lo está, en el sentido más chabacano del término. Existe una escena de sexo, que es una violación incómoda de ver y absolutamente gratuita en lo explícito que llega a ser. No me toméis por mojigato: hay formas y formas de mostrar una violación, pero la forma en la que lo hace el juego está a la altura de aquellas "explotation movies" como "Cárcel de mujeres" o "Calles salvajes", cosa que no pega ni con cola con el tono del resto del juego. Y las escenas de violencia o gore son totalmente inexistentes hasta que al final la cosa se convierte, entre flashbacks y realidades, en un auténtico festín de lo más puramente desagradable y explícito, con amputaciones, ahogamientos y demás muertes complicadas a cámara lenta y con el máximo de sufrimiento. Realmente sádica la señora Williams, según parece, quién lo iba a decir...

El juego intenta desesperadamente dar miedo, y para ello usa los recursos más obvios: el algo que no se sabe lo que es, el gato que salta, y cuando estás aliviado, sale algo mucho peor que da el susto, la vista de la cara de terror de la mujer... Llama la atención que se haya puesto un cierto cuidado en la "puesta en escena", con contrapicados, ángulos torcidos y demás, para intentar crear más angustia. ¿Lo consigue? Bueeeno.,.. depende de lo inocentón o inocentona que seas.

Y el juego es así, en una línea permanente entre la rutina y el "venga, vamos a ver si pasa algo realmente chulo", pero todo con excesivas obviedades como para que te impacte o enganche en demasía. Y lo que dije al principio: tiene exactamente todos los defectos que se le achacan a las "películas interactivas": poca interactividad, demasiado video, películas en un formato que apenas se ven, interpretaciones mediocres, mal concepto de lo que es una película y puzzles casi puestos como relleno.

Para colmo, con 7 cds, existe un disc-swapping (léase el síndrome de que el juego te pida cambiar de CD cada poco tiempo, ralentizando el juego e incomodando al jugador) brutal, cosa especialmente llamativa cuando existen muchos archivos repetidos en los cds. Bajo Windows 9x funciona decentemente, pero yo no pondría la mano en el fuego sobre su funcionamiento bajo XP o 2000, cuando es un juego diseñado para DOS.

Conclusión

Phantasmagoria es un juego cuyo interés practicamente se reduce al del coleccionista: fue la aventura de vídeo más vendida nunca, y uno puede tener curiosidad por la razón de tantas ventas - aparte del marketing - y por qué esa cantidad de seguidores que casi lo hacen un juego de culto. Porque por lo demás ofrece un entretenimiento muy cogido por los pelos, con una historia demasiado tópica, unos protagonistas antipáticos, unos puzzles rutinarios, y un concepto equivocado de lo que es dirigir un juego al público adulto. Para un enfermo friki como yo que a todo le saca puntos positivos, sólo le encuentro interesante el festín gore de la parte final, pero principalmente porque es muy difícil ser más desagradable. Para el resto de los aventureros... dudo que algo tan dirigido a un público entregado satisfaga a algún otro sector. Posteriores aventuras de Sierra en vídeo completo tendrían por suerte mejor factura técnica, mejor guión, mejores intérpretes y mejor dirección.

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