El arte del desagrado
Título: Art of Murder 2: Hunt for the Puppeteer (2009)
Desarrolladora: City Interactive
Distribuidora: City Interactive
Lanzamiento: 24 de febrero de 2009
Especificaciones (mínimo recomendado): Procesdor a 1,8 GHz o superior | 512 MB de RAM | 1 GB de espacio en disco | Tarjeta gráfica de 64 MB compatible con DirectX 9.0c | Unidad lectora de DVD | Tarjeta de sonido compatible con DirectX 9.0c | DirectX 9.0c | Windows XP o Vista
# Publicado el por Gaspar Ruiz
Donde en el caso real priman los cultivos de barbecho, su principal industria, en su reverso increíble asistimos a la presentación de un puesto a pequeña escala de una tienda de souvenirs de la Gran Vía madrileña, en el que no pueden faltar ni los toros, ni las tragaperras, ni los rasgueos de guitarras afónicas en un intento por emular flamenco. El proceso documental ha debido de ser arduo, circunscribiéndose a una búsqueda perezosa por Google o, en su defecto, por una guía turística escrita en el siglo XIX. Cuba tampoco se salva de este titánico esfuerzo por dotar de credibilidad a las andanzas de la polivalente agente del FBI: carteles con las efigies del Che y de Fidel Castro, rotulados con las consignas más antiguas de la Revolución, edificios que parecen diseñados por el mismo arquitecto que concibió la planimetría de Azara y comportamientos humanos dignos de la más sonrojante propaganda anticubana, forman parte de lo que, para los polacos de City Interactive, es representativo de la isla caribeña, reconvertida, por obra y gracia de la más fértil fantasía, en epicentro mundial del poder vudú.
Esta chapuza documental no iría a más de no complementarse con una chapuza conceptual en el diseño jugable, como así lo atestigua el slider más sencillo de los últimos años, uno de esos ínclitos puzzles que suelen introducirse para lastrar gratuitamente el avance del jugador. Este tipo de enigma resulta aquí menos desafortunado, a pesar de su adscripción a una categoría tan aberrante, porque es un lastre menor que el resto de los descerebrados puzzles de corte más clásico, que proponen salidas imposibles de puro ilógicas, presentes en esto que, por convención, hemos llamado «juego». Es más, casi se diría que están ideados para resolverse a base de machacar continuadamente la tecla para mostrar puntos calientes, opción caprichosa y que no siempre revela de un primer vistazo todos los lugares susceptibles de interacción.
De no ser porque las respuestas pueden encontrarse en la misma pantalla o en la siguiente, criticaríamos estos puzzles con mayor ferocidad al comprobar cómo su gestación ha respondido al más puro azar. En vez de eso, es posible hallar una pauta entre ellos, la de la total ausencia de imaginación y la franca falta de talento, porque, en algunos casos, Bonnet se pasa por el arco del triunfo, en aras de esa credibilidad tan invocada, única pista de planificación a nivel de diseño, una de las más viejas leyes del género: recolectar los objetos y llenar el inventario con independencia del uso o lógica que puedan tener. Esta obsesión por hacerlo todo verosímil demuestra que los de City Interactive no han entendido nada, que están en el género porque no pueden o no saben hacer otra cosa, y porque, seguramente, no tengan dinero para realizar el gran shoot’em up que toda compañía gustaría de desarrollar. Lamentablemente, han recalado en la aventura, pretenden quedarse y trufar sus creaciones de puzzles cuyo exclusivo y patético fin es el de obstaculizar artificialmente al jugador con sus vidas brevísimas.
Por si todo esto no fuera poco, da la impresión de que Art of Murder 2 se ha desarrollado con unas prisas perniciosas, que pueden no haber dado tiempo a pulir ciertos fallos detectables en una fase de pruebas como está mandado. A saber: la ineficacia reiterada en la observación de objetos, supuestamente activable desde el clic derecho del ratón, hacen que tengamos que aporrear dicha tecla hasta obtener los resultados deseados (tampoco van a solucionarnos la vida, ya que las descripciones son tan banales y lacónicas que, en ocasiones, agradeceremos no poder acceder a ellas de entrada).
No se puede echar el cierre sin comentar el último de los males que afectan a un título que colecciona defectos como si fueran mariposas: el del doblaje. Cualquier epíteto negativo se queda corto en un intento fidedigno por reproducir las sensaciones experimentadas por este redactor en su afán por traducir este tormento auditivo en palabras. Añadiremos, solamente, que los actores se aburren leyendo sus frases, con lo que ni impostan ni interpretan, y que las labores en este área parecen haberse encomendado a algún extranjero cuyo contacto más directo con el castellano haya sido mediante un Erasmus de medio año, pues sólo así puede explicarse el abuso del tuteo incluso entre personajes a los que separan serios abismos generacionales. Una de dos, o Bonnet es una maleducada, o finalmente el sueño de Rabelais de lograr una sociedad igualitaria ha terminado por cumplirse de una manera insospechada.
Conclusión
Poco quedará en el recuerdo de esta secuela de Art of Murder una vez que sea confinado a la estadística de las cifras que midan el número de aventuras salidas en 2009. Torpe, pobre, cutre en un cierto sentido, con escasos alicientes y una estrechez de miras preocupante, el tercer proyecto en dos años de la polaca City Interactive es un juego digno de olvidar. Y eso, queriendo ser generosos.
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