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A los hijos de John Carmack y John Romero les gustan las aventuras gráficas

Se les ha visto juntos por ahí

# Publicado el por Aventura y CÍA 10

A primera hora de ayer, haciendo criba en la bandeja de entrada de nuestro correo electrónico, no pudimos evitar detenernos en una misiva fuera de lo común en nuestra rutina de violentas amenazas y proposiciones de dudosa moralidad. Se trataba de un correo electrónico proveniente de alguien que jamás habríamos esperado, tratándose Aventura y CÍA de una web de temática tan definida y a la vez tan alejada de los remitentes: los famosos John Carmarck y John Romero, desarrolladores de reconocidos shooters como Quake o Doom y auténticos popes del videojuego.

Con el asunto «we are worried parents», Romero y Carmack han hecho llegar a los medios aventureros de mayor calado, como es nuestro caso o el de publicaciones como Join the Adventures o Mr. Bill’s Adventureland, un descarnado llamamiento para que cejemos en nuestro empeño de dar cobertura y promoción a un género «tan pernicioso para la juventud» como es, a su juicio, la aventura gráfica. Estupefactos y algo atraídos por tan directa y complicada petición no hemos querido dejar pasar la oportunidad para poder dialogar conciliadoramente con ambos, con el fin de indagar en los motivos que los han llevado a emprender esta campaña contrapublicitaria tan radical. Así que hemos cogido el teléfono y nos hemos puesto en contacto con John Romero, que nos ha atendido con amabilidad pero sin mucho entusiasmo, con gravedad y con una preocupación patente en la voz. Al preguntarle sobre el asunto nos ha comentado lo siguiente: «Como sabréis soy padre de un chiquillo preadolescente, y de un tiempo a esta parte su madre y yo hemos notado algo extraño en su conducta. Veréis, yo siempre he educado a mi niño bajo unos estrictos cánones, he intentado llevarle por la mejor senda posible para que se convierta en un hombre de provecho como lo ha sido su padre y para que algún día pueda formar una familia funcional y feliz. He dedicado mucho esfuerzo a ello, mucho, porque para mí, mi hijo es lo más grande que me ha pasado en esta vida». Romero traga saliva, notablemente afectado, y nosotros, pasmados, aún no sabemos adónde quiere ir a parar, aunque parece que todo esto le ha tocado una fibra sensible. «Desde que era un jodío mico le he vestido de negro, con sus patuquitos de cuero con tachuelas y sus bodys de Kiss, le he llevado a las mejores tascas y le he puesto a Judas Priest desde que se destetó. Esperaba que fuese un crío normal, que le gustase el skate, comiese comida basura y se pasase las horas muertas dando vueltas por un centro comercial, ya sabéis, las cosas normales que hace la chavalería. Pero desde hace unos meses ya no es el niño que era antes, es… es como si me lo hubiesen cambiado. Ya no viste de negro, se pone camisetas de moderno con frasecillas supuestamente ingeniosas pero que no tienen ni puta gracia, ha cambiado su póster de Anathema por uno de Aquópolis o Metrópolis o yo que sé, algo así como muy antiguo. Habla con un vocabulario impropio de su edad, lo llevamos al logopeda y nos dijo que eso es que había abandonado el guturalismo, pero mira, me daba en la nariz que eso normal, normal, no era».

Consternado, el drama de Romero parece que no tiene fin: «Y fíjate si tenía razón: el otro día se nos presentó en casa con unas gafas de pasta y a su madre casi le da un pasmo. No se podía haber puesto un piercing en la nariz como todos los niños de su edad, no podía haber cogido y haberse rapado el logotipo del Quake en la nuca, no, tenía que venir con unas gafas de pasta… que tiene narices». Romero parece cada vez más encendido, y a pesar de la distancia podemos notar su profundo malestar por el asunto. «Algo estaba pasando en esa casa y por mis muertos que iba a descubrirlo. Así que consulté al maestro del chico a ver qué me decía, y el buen señor me dice que nada, que todo bien, y que no tenía por qué preocuparme, más bien al contrario, que el crío tiene intereses culturales, que lee mucho y que incluso va a la filmoteca… ¿Tú has oído? Y se queda el tío más ancho que largo. ¡Cómo está la docencia! —exclama con pesar—».

«Como padre preocupado que soy —prosigue— procedí a un registro en profundidad de su habitación cuando se fue al colegio (o vete tú a saber si a la filmoteca o a alguna cafetería) y ¿a que no sabes lo que me encuentro en el cajón de los calzoncillos? ¡Una Nintendo DS!». El nervio finalmente se inflama en John Romero, que vive su relato con la pasión propia de su condición. «¡El cacharrito ese para jugar con un lapicero! ¡Qué tiene jueguitos de esos de abogados mangas y de cazar maripositas! Tú no sabes lo que pasó la madre cuando se lo enseñé, llora que te llora, diciéndome que qué habíamos hecho para merecer esto, que si tan malos padres éramos. Y yo creo que si le hubiese encontrado una pipa de crack me hubiese dado menos disgusto. Ya cuando la encendí y vi que tiene instalado el ScummVM se me abrieron los ojos, que yo estaré estrábico pero no ciego».

Un silencio incómodo inunda la línea telefónica, y nosotros esperamos el rapapolvo con entereza aunque sin saber a qué atenernos, pues es difícil saber hasta qué punto es capaz de llegar un padre herido. Por suerte para nosotros, Romero se comide: «Mira, todo el mundo pasa por estas edades y todo el mundo pasa por estas etapas de desorientación, de no saber adónde vas ni adónde quieres ir. Fíjate en mí, por ejemplo, que también pasé por el trance de melena Timotei y me cantaban en el instituto “Rumba, samba, mambo”. Pero hay un trecho entre eso y estar jugando a cosas que fomentan el hurto como modo de avanzar, y en las que te pasas el juego que si hablando y ejem… “haciendo favores”. Eso no es buena influencia para un crío y jugando a eso no puede salir nada bueno, te lo digo yo. Vosotros podéis hacer con vuestro tiempo libre lo que queráis, que no lo crítico, yo mismo tengo amigos que juegan aventuras gráficas, pero no metáis a la juventud esas cosas en la cabeza que… ya tendrán tiempo. Cuando sea mayorcito y se gane su sustento que haga lo que le dé la gana, pero mientras viva en mi casa, bajo mi techo, hará lo que yo le diga y jugará a cosas decentes. Que una cosa son las peras y otra las manzanas, cojones ya». Y nos cuelga, enervado, sin darnos opción a poder explicarnos ante tamañas acusaciones.

A continuación probamos suerte con Carmack, que se pone al teléfono sin mucha dificultad aunque igual de alterado, si cabe más, que su antiguo compañero. Se nota cierto retintín en su voz cuando nos identificamos y lo interpretamos como un aviso de lo que será la conversación. «Mira, te cojo el teléfono para decírtelo en persona, de viva voz, que a mí me gusta ir de cara: lo que hacéis en vuestra “paginita” dándole coba a esas cosas no tiene nombre, NO-TIENE-NOMBRE —incide—. Yo a mi niño lo he tenido entre algodones desde que nació, y desde que se junta con el hijo del pelanas este [Romero, imaginamos] no es la misma persona. No me come bien, me pide cosas raras para la merienda, cosas así exóticas, comida tailandesa y mierdas de esas que vete tú a saber con qué perros las harán. Y esas cosas ni me las ha visto a mí ni a su madre, así que tú me dirás de dónde las saca. Y lo peor no es eso, sino que hasta me falta al respeto, utilizando a sabiendas gramática parda para intentar quedar por encima de mí. De mí, que soy su padre. ¿Tú te crees que el otro día le digo “oyes, que hay que ir a hacer la compra, ayuda a tu madre con el carrito” y me dice “objection!” y me señala con el dedo? ¡Pero qué “objection!” ni qué niño muerto! Eso se lo hago yo a mi padre y del primer soplamocos que me suelta me salta los dientes. Esas cosas vienen de los jueguecitos esos de los que vosotros habláis, que ni tienen vergüenza ni enseñan nada de nada y que sólo siembran la confusión y el caos en las mentes pueriles. Yo en mis juegos intento poner cosas prácticas que los niños puedan emplear en el futuro, que les sirvan para su vida diaria, porque no ha nacido todavía el listo que me la dé. Mira que me lo veía venir cuando sacamos el Doom y date cuenta ahora de cómo está el mundo, con un papa negro en la Casa Blanca, con los mahometanos invadiendo nuestras calles y con un holocausto nuclear a la vuelta de la esquina de manos de los comunistas coreanos. De aquí a nada, el armagedón. Y más vale que cuando llegue el momento los niños sepan como usar una motosierra con un cocodemón chavista antes que aprender a distraerlo con frasecitas tipo “mira detrás de ti, un mono de tres cabezas” y chorraditas de esas».

Carmack parece tan lanzado como Romero en sus tremendistas acusaciones, y apenas sin coger aire sigue sermoneándonos: «Y otra cosa te voy a decir: esas cosas atentan contra las familias, rompen los vínculos entre las personas que nosotros con nuestra Obra creamos hace años ya, que parece que nadie se dé cuenta. Estos niños están todo el día solos, jugando delante del ordenador resolviendo puzzles, y llegará un momento en que no sepan ni cómo encajar su propia pieza, tú ya me entiendes. ¡O lo mismo intentan encajarla del revés! Yo a mi señora la conocí en una QuakeCon, y Romero conoció a su primera mujer cuando trabajaba en un Burger King, ¡ya me dirás tú qué trato van a tener estos chicos con otras chicas si no juegan online ni comen comida basura! Os estáis cargando a la familia, os lo vuelvo a repetir, estáis abocando a la raza humana a la extinción y ni os dais cuenta. ¡Aunque qué se puede esperar de vosotros, españoles, que estáis en una situación pre-guerracivilista y sois unos masones!». Boquiabiertos, no sabemos qué articular ante tal cantidad de inquinas en tan poco tiempo, así que indispuestos y con el cuerpo helado decidimos darle nuestra firme promesa a este abnegado padre de que intentaremos enmendar el daño que hemos hecho. Para empezar fuimos a expiar nuestra culpa por nuestras almas pecadoras a la multitudinaria homilía por las familias que se ofició ayer en la capital de España, conscientes de nuestra infame contribución al desmembramiento de la milenaria institución de la familia. Hoy emprenderemos el camino de la luz y la redención, así que ateneos a futuros cambios. ¡¡Y arrepentíos!!

A los hijos de John Carmack y John Romero les gustan las aventuras gráficas
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Comentarios

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10 comentarios.

Orden: Ascendente | Descendente

10
# Publicado el 10.1.2010 a las 19:45:17 por Aguirrista

Otros que están a sueldo de Moscú. Que plaga, Dios Santo…

9
# Publicado el 30.12.2009 a las 20:43:59 por lin_mdotor

"Pero hay un trecho entre eso y estar jugando a cosas que fomentan el hurto como modo de avanzar, y en las que te pasas el juego que si hablando y ejem… “haciendo favores”. Eso no es buena influencia para un crío y jugando a eso no puede salir nada bueno, te lo digo yo."

jajajaja

Muy bueno :D

8
# Publicado el 30.12.2009 a las 15:38:05 por Kurdt

Buenísimo.

7
# Publicado el 30.12.2009 a las 10:28:10 por Kkwet

Toda la parrafada de "Carmack" es insultantemente hilarante!

"¿Tú te crees que el otro día le digo “oyes, que hay que ir a hacer la compra, ayuda a tu madre con el carrito” y me dice “objection!” y me señala con el dedo?"

Me ha matao hoygan! xD

Felicitaciones!

6
# Publicado el 29.12.2009 a las 12:07:01 por cireja

Me parto el ojete contigo DeM

:D :D :D

5
# Publicado el 29.12.2009 a las 00:46:00 por Malleys

Pero qué putos genios sois joder, descojonado me hallo xDD (aunque en el título de la noticia pone que "les gustan" ¿¿?? xd)

4
# Publicado el 29.12.2009 a las 00:45:47 por Angy

Que buena la bromita,jajajaja. Y claro como dice el padre, la mejor forma de conocer gente es online y con comida basura, porque si no es en el burguer king, donde vas a ligar….

pD. Un respeto al The Longest journey……Que no los ha habido mas largos ni los habra, todavia te gustara mas el fenimore filmore revenge, no me duro ni un dia….Que desgracia…

Pd2: Van a hacer el dia del tentaculo 2!!!biennnnn

3
# Publicado el 29.12.2009 a las 00:19:41 por DeM

Jensen, quería decir Jensen :-)

2
# Publicado el 29.12.2009 a las 00:17:25 por DeM

Yo entiendo a Romero, como pille a mis hijos jugando a una de esas bazofias de la DS les cruzo la cara.

Señores/as, que nosotros hemos salido bien porque hemos pasado los mejores años de nuestra vida en Rennes Le Chateau, en la Atlántida con Indy o en Mundodisco con Lewton. Pero, ¿qué se puede esperar de una generación cuyas referencias son Hotel Dusk o Phoenix Wright. Una generación a la basura. Si ya es difícil reconducir a los que comenzaron por The (so) Longest Journey pena me da los que se inicien en este mundo con la DS.

Eduquemos a nuestros hijos como dios manda y rechacemos sucedáneos manga como si fueran aventuras. ¡¡¡Jane Jansen o muerte!!!

1
# Publicado el 28.12.2009 a las 23:37:09 por Choosen

¿Cómo va a tener este tipo un póster de Anathema en su habitación, hijos midos?

He caído, he caído, ajajá, ajajá…

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