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Apatrullando la ciudad

Título: Police Quest: In Pursuit Of The Death Angel (VGA) (1992)

Desarrolladora: Sierra On-Line

Distribuidora: Sin distribuidora en España

Lanzamiento: 1992

Especificaciones (mínimo recomendado):

# Publicado el por Carlos Jürschik 0

Introducción

Si algún mérito va a trascender de Sierra sobre cualquiera de los muchos que tiene (o que tuvo) en su larga historia de desarrolladores de videojuegos es que tenían todo tipo de aventuras para todo tipo de público desarrolladas por tipos de lo más dispar. Uno no puede reprimir una sonrisa al pensar en el panorama de Yosemite de sus buenos tiempos: por un lado la pareja de neohippies de los Williams, por otro Jane Jensen seguramente rodeada de libros de Clive Barker, Lorelei Shannon vestida de negro y pálida como la leche, los dos tipos del Space Quest jugando con una nave enterprise, Al Lowe con camisa hawaiana y cintas de Chet Baker, y entre todos ellos Jim Walls, alguien cuyas ideas políticas parecían estar un poco más a la derecha que George W. Bush, entre todos ellos. Y es que Jim Walls era un tipo curioso: policía retirado, con antecedentes violentos, se metió al diseño de aventuras mediante una saga que captura a la perfección los clichés de la justicia americana, de las películas de vigilantes, y que cubrió un curioso hueco en los argumentos de las aventuras: las basadas en las películas de Charles Bronson.

Porque, aunque luego realizó una buena aventura de espionaje ‘Codename:Iceman’ - y otro buen conjunto de clichés policíacos para Tsunami llamado ‘Blue Force’ - a Jim Walls se le recordará siempre como el creador de ese policía rubio, bonachón, pero siempre justiciero llamado Sonny Bonds. Que es el protagonista de la serie y del juego que paso a comentar.

Argumento

La ciudad de Lytton, California, era hace veinte años un remanso de paz, una pequeña localidad en la que se podía pasear tranquilamente en las noches de verano, donde la gente podía dejar la puerta de sus casas abierta sin miedo a que nadie allanase sus hogares y donde los padres no tenían porque temer porque sus hijos llegasen sanos y salvos a la escuela.

Pero Lytton ha crecido, a ese que un día fue pacifico pueblo está llegando poco a poco la industria y con ella, forasteros venidos de quien sabe donde. El vecindario se hace día tras día más grande y al contrario que antes, ya no se conoce a quien vive pared con pared. La seguridad de las calles ha disminuido considerablemente y Lytton ha dejado de ser un destino seguro: la causa en gran medida es el mercado de los estupefacientes, que se ha colado como un reptil entre las personas de buena fe que han llegado a la ciudad para labrarse un futuro. Los hijos de los hijos de quienes en su día levantaron con sus esfuerzos la ciudad, yacen ahora en los parques dándose al vicio y a las sustancias alucinógenas. Es bien sabido que la droga engendra crimen a su paso y eso hace que la policía esté más atareada que nunca.

El oficial Sonny Bonds es un protector de la ley modelo. Su inmaculado sentido del deber le ha hecho merecedor del respeto de sus compañeros y del propio Cuerpo, que le ha honrado al nominarle como Oficial del Año. Pero Sonny aún está intranquilo, pues en su amada ciudad el carcinoma que se burla de la justicia tiene un nombre: Death Angel; un peligroso narcotraficante que se zafa de la Autoridad una y otra vez sin que ésta pueda hacer nada para evitar que siga poniendo en las manos de los niños adictivos venenos. El agente Bonds no ve el día en que el camello caiga bajo el yugo de la Justicia y se pudra en prisión. Pero las víboras son muy escapadizas y esta en particular tiene una picadura especialmente mortífera.

Comentario

Primero aclararos una cosa: Como pasó con la primera entrega del Space Quest, del Larry y del Quest for Glory, existen dos versiones de este juego: una con el motor AGI de Sierra (aquel primitivo motor con el que se creó el primer King’s Quest, que consistía en píxeles enormes en EGA a 16 colores, pitidos del speaker como sonidos y música, y un interfaz a base de escribir órdenes en la pantalla mientras se mueve el personaje con el cursor), y otra con la segunda versión del motor SCI, aquel que daba gráficos en pantalla completa con 256 colores, música MIDI e interfaz de iconos; hablaré de esta segunda, al tener más interés para los jugadores actuales.

Police Quest, como veis, es una aventura en la época contemporánea que trata de problemas medianamente terrenales dentro del departamento de policía. Y esa fue la intención de Jim Walls al diseñar este juego: conseguir el máximo realismo en la rutina de un policía. Sí, seguían siendo tiempos de experimentos, y aunque el paso del AGI al SCI redujo bastante la dificultad, muchos de los puzzles están relacionados con la burocracia de la policía, y esto es, con mucho, lo más criticable que tiene esta saga. Por otro lado la aventura incide mucho en que es muy realista, pero todo lo que cuenta, más que a ‘Canción triste de Hill Street’ suena a cliché telefilmero. Que es parte de la gracia, ojo. De hecho os aconsejo bastante sentido del humor a la hora de poneros con esta aventura, porque de rancia tiene un trecho.

Así que manejas a un policía bueno, rubio y blanco y le llevas a perseguir los maleantes por Lytton. Principalmente la mecánica del juego consiste en eso: llegas a la oficina y sigues los patrones burocráticos escritos que debe seguir un policía: ducharte siempre antes de ponerte el uniforme de la policía, coger las llaves de los coches patrulla justo antes de patrullar, no olvidar dejarlas cuando termines tu turno... la mitad de los puzzles se reducen prácticamente a eso, a la burocracia, y además el juego está plagadito de esos defectos tan abundantes en los juegos de Sierra de entonces: muertes súbitas (es muy peligroso el trabajo de policía hoy en día), callejones sin salida y secuencias cuasi-arcade (las de conducción, que por fortuna son más sencillas que las de la versión AGI o las del Police Quest 3).

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