Dos de los nuestros
Título: Sam and Max: Season 1 - Episode 3: The Mole, the Mob and the Meatball (2007)
Desarrolladora: Telltale Games
Distribuidora: Telltale Games
Lanzamiento: 8 de Febrero de 2007
Especificaciones (mínimo recomendado):
# Publicado el por Víctor Martínez
Introducción
La polémica primera temporada de Sam & Max llega a su epicentro. A estas alturas, es difícil que ninguno de sus venideros episodios nos defraude, aunque la posibilidad de sorpresa e innovación sigue patente hasta que esta primera tanda de las andanzas episódicas de los Freelance Police alcance su fin.
A nosotros nos queda la satisfacción de seguir jugando cada nuevo episodio, y no más remedio que comentaros nuestras impresiones al respecto. No obstante, y aunque cada nueva entrega trata un caso que se resuelve sin necesidad de otras, todas tienen tantas similitudes (imaginaos un juego fraccionado, forma perfectamente válida para considerar esta media docena de aventuras) que resulta tedioso para el que suscribe repetirlas en cada nuevo artículo, y mucho más tenerlas que leer una y otra vez. Así que intentaremos ser breves y directos.
Argumento
Sam y Max amenizan la espera de un nuevo caso haciendo el ganso en sus oficinas justo en el momento en que el teléfono empieza a sonar. Una de las muchas reglas humorísticas que se han auto-impuesto es recrear una violenta competición para coger el teléfono, así que la observamos, esbozamos una tímida sonrisa, y acto seguido entramos en harina: debemos localizar a un topo en la Mafia de los Juguetes, para lo cual deberemos hablar con el padrino de la misma, cosa que no podemos hacer si no mostramos nuestra lealtad para con la banda. ¿Lo adivináis? En efecto, realizando tres tareas.
Comentario
Las nuevas aventuras de Sam & Max, a pesar de ser episódicas, gozan de un desarrollo narrativo clásico consistente en una introducción, un nudo y un desenlace. Es todo un acierto para poderlo comparar con una serie de televisión policíaca de las que tan de moda están y tan bien conocen los de Telltale, y en este episodio, ese esquema narrativo adopta la modalidad típica de la mayoría de actos de las aventuras gráficas de LucasArts, solo que de manera más simplista y con menos puzzles. Así pues, el juego empieza con una introducción lineal, cuyos desafíos debemos resolver para acceder al nudo del juego, donde se abre un árbol de tres puzzles paralelos (de nuevo se nota la mano de Dave Grossman en el diseño, para bien) que desembocan en un cuello de botella que nos arrastra, otra vez de forma lineal, hacia un hilarante final.
De un plumazo nos quitaremos de encima el comentario de los aspectos técnicos del juego, y decir que son igual de satisfactorios que en sendos capítulos previos nos vale de sobra para remitiros a sus respectivos reviews. No obstante, en este punto hay que reiterar algo que ya apuntábamos cuando comentamos Situation: Comedy, y es que los chicos de Telltale están abusando demasiado de gráficos y modelos prediseñados. En primer lugar porque todos los miembros de la mafia del juguete llevan como propias las cabezas del muñeco hipnotizador del segundo capítulo, pero, ¡oh! de diferentes colores. Casi cuela. Y en segundo lugar, porque reciclar personajes de Texas Hold’em podría ser válido si este modelo no fuese prácticamente el único nuevo que puebla el episodio, a excepción de los mencionados gangster.
También se echa a faltar algún escenario nuevo de más, pero nos tendremos que conformar con visitar el casino (éste, a su vez, divido en tres áreas) y con volver a visitar los establecimientos de nuestros vecinos. Nada más que objetar al respecto, las animaciones siguen siendo geniales, variadas, explícitas y no reparan en escenificar cualquier acción que en otra aventura habrían resuelto poniendo el personaje de espaldas.
Pero donde tienen que pegar fuerte, así lo hacen: los enigmas y el humor, bebiendo unos del otro y viceversa. Este episodio tres es posiblemente el más divertido hasta la fecha. Los puzzles siguen teniendo el nivel de maestría que demostraron los dos primeros capítulos, y se basan fundamentalmente en el uso de objetos del inventario, aunque también resolveremos otros disfrazados de minijuegos arcade, y algunos de diálogo, concretamente un tributo descarado al duelo de insultos de Monkey Island, pero en versión tortura. No destriparemos más.
Como colofón, The Mole, the Mob and the Meatball nos obsequia con una parte final tremendamente divertida: un surtido de puzzles rápidos, con buen ritmo y atino, que nos servirá para derrocar al enemigo de este capítulo, dando lugar a un conato de cliffhanger que intenta aumentar las expectativas para la cuarta entrega.
Conclusión
El tercer capítulo de la temporada mantiene el nivel establecido por sus predecesores y nos deleita con una batería de puzzles diseñados con gusto y ganas de divertir al personal sin necesidad de propiciar dolores de cabeza. Jugar a este episodio es un ejercicio ameno, que bien puede concluir en un par o tres de horas, pero que deja mucho mejor sabor de boca que los insulsos Bone.
En definitiva, no hace más que seguir dibujando una primera temporada muy recomendable de adquirir al completo. Aunque, de momento, los problemas lingüísticos siguen ahí, porque el inglés será necesario, si bien no para completar el juego (pues es ligeramente fácil e intuitivo, aunque rebuscado), sí para deleitarnos con los constantes intercambios de frases del perro y el conejo.
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