Terror Victoriano
Título: Scratches: La guarida del miedo (2006)
Desarrolladora: Nucleosys Digital Studio
Distribuidora: Planeta DeAgostini Interactive
Lanzamiento: 30 de septiembre de 2006
Especificaciones (mínimo recomendado): (mínimos) Procesador a 800 MHz | 128 MB de RAM | Tarjeta gráfica compatible con OpenGL de 16 MB | Windows 98, 200 o XP; (recomendados) Procesador a 1'6 GHz | 256 MB de RAM | 450 MB de espacio en disco | Tarjeta gráfica compatible con OpenGL de 32 MB
# Publicado el por José María Meléndez
Introducción
Dark Fall, la aventura de Johnathan Boakes marcó un discreto pero importante antes y después dentro del género. El inglés demostró que era posible situarse con pocos recursos al nivel de profesionalidad al que los jugadores de aventuras gráficas estaban acostumbrados. No sólo eso, sino que jugando con una mezcolanza de influencias de literatura sobrenatural clásica y una jugabilidad bastante medida, consiguió reflotar un género bastante popular en los inicios del género: el de la casa encantada. Scratches, ópera prima de los argentinos Agustín Cordes y Alejandro Graziani bajo el sello Nucleosys, es hija heredera (como tantas otras de carácter independiente que hemos visto últimamente) de la obra de Boakes, sin embargo se despoja de la mayoría de factores de los spinoramas (modelo en el que se circunscribe el juego) para mostrarnos lo que realmente es: un clásico relato de fantasmas.
Argumento
Michael Arthate es un escritor novel que tras su primera novela ha probado las mieles del éxito y al mismo tiempo ha perdido la musa. Sintiéndose incapaz de dar con un final apropiado para su nueva obra, pensando que su legión de seguidores se vería defraudada si no les ofrece una historia sólida y con su exigencia personal a cuestas, decide apartarse de la vida de la ciudad y buscar un lugar apartado en el que, solo, encontrar de nuevo la inspiración.
De esta manera, se traslada a una mansión en la campiña inglesa, a prudencial distancia de la pequeña villa de Rothbury, que su amigo y agente inmobiliario, Jerry, consigue a buen precio y perfectamente amueblada. Lógicamente, pronto descubrirá que la casa esconde secretos, que las circunstancias en las que sus habitantes murieron no eran precisamente normales, que la locura hace presa de aquellos que permanecen demasiado tiempo en la edificación victoriana, locura cuya primera manifestación son los rasguños incesantes que se escuchan, aparentemente provenientes de los mismos cimientos de la morada.
Comentario
Como hemos dicho, Scratches se aparta de las convenciones de este sub-género con el fin de centrarnos en la trama. Así, en ningún momento encontraremos combinatorias, ni sliders ni ningún tipo de maquinaria críptica que retenga la jugabilidad innecesariamente. Una opción más que correcta que se desmarca de una tendencia que se antoja hoy en día farragosa y predecible y que en el absurdo “sudoku” de Atlantis V encontramos el colmo (y peligro) de usar este tipo de comodines para alargar la vida de una aventura. Quedándose afortunadamente huérfana de estos aspectos, lo que nos queda son una serie de puzzles de concepción clásica basada en el uso de objetos y en la lógica. Dicha concepción y uso de la lógica es tan clásica que nos hacen rememorar ciertas conversacionales de argumento similar, ignoramos si el pasado en la interactive fiction de Cordés ha contribuido a ello (firmó una pequeña conversacional en Inform llamada “Valpurgis and I”).
Al situarse la trama a un nivel superior de los puzzles, nos encontramos que en algún que otro momento de la aventura necesitaremos una ayuda adicional para orientarnos, ya que ignoraremos el camino a seguir (o el que tenemos pensado no es válido). Para ello contaremos con un teléfono para comunicarnos con nuestro amigo Jerry que hará las veces de oráculo y con un sistema de pistas del que se recomienda activar a pesar de ser bastante tímido en ocasiones, pero que nos ayudará a situarnos en la dirección correcta y evitar los numerosos paseos inncesarios por el recinto de la casa y alrededores. Algo inevitable, ya que estamos ante una aventura absolutamente lineal en la que debemos seguir paso a paso y en riguroso orden el diseño del juego.
Pero lo que salva a Scratches de ser una aventura corriente es el uso de los tópicos mil y una vez vistos y leídos en cualquier historia de estas características. Por no faltar, no falta nada: desde el escritor que se retira a un recinto lúgubre para acabar su novela, el uxoricidio “a là Poe” hasta el triste fallecimiento del primogénito de los antiguos moradores de la casa. Todo ello regado con golpes de efectos “patentados” hace más de un siglo por maestros como Arthur Machen o M.R. James, del que Scratches voluntariamente o no (ya que pertenece al subconsciente popular) hace suyo los tres factores imprescindibles para el éxito de un cuento de fantasmas relatado en el prefacio de “Ghosts and Marvels” del popular escritor, a saber: atmósfera, crescendo y realismo. Con lo cual, tendremos desde los típicos y tétricos golpes que hacen despertar al protagonista a media noche hasta sombras que se nos cruzan a distancia. Como vemos, una ristra de elementos inseparables de la literatura sobrenatural, pero que aquí funcionan perfectamente a pesar de su previsibilidad. De todos modos, la trama de Scratches podría haber sido más redonda (y más cercana a la literatura sobrenatural clásica) si hubieran dotado al protagonista de una personalidad mucho más trabajada. Lo que empuja a Michael Arthate a investigar los hechos ocurridos en la casa no dista mucho del típico infante obcecado en hacer las cosas por simple testarudez, a la que por cierto, el doblaje en nuestro idioma apenas ayuda a hacerlo más interesante. Es una pena que esto sea así, ya que para la inmersión total en este tipo cuento de fantasmas victorianos, la trama pide a gritos un personaje atormentado o al menos, una motivación que vaya más allá de la simple curiosidad.
Visualmente nos encontramos ante lo que se cabría esperar de un spinorama de estas características, que sin llegar a niveles impactantes como el díptico sobre el personaje de Bram Stoker que disfrutamos años atrás, se intuye la titánica tarea de Alejandro Graziani (el único encargado de todo el aspecto visual del juego) por intentar dotar de un alto detalle y una ambientación monocroma otoñal a todo el juego. Cabe destacar simples efectos climatológicos conseguidos (como el movimiento del cielo o la lluvia) que ante la pobreza de otros como los relámpagos o la iluminación nocturna, hacen parecer a los primeros verdaderas virguerías tecnológicas. Lo que sí es merecedor de todo elogio es el trabajado aspecto sonoro que se limita mucho más que a ambientar el escenario, subrayando ciertos momentos de tensión con sutiles sonoridades como esos tambores tribales hacia la recta final del juego.
Conclusión
Mucho más ligero que Dark Fall y pesar del anacrónico pero funcional aspecto visual, Scratches se revela como el paradigma de los cuentos de fantasmas para ordenador, siendo hasta el momento algo así como el equivalente computerizado de un cuento de Shirley Jackson, Lovecraft o M.R. James, y esto en los tiempos que corren es algo de lo que Nucleosys debería enorgullecerse. Pero lo más importante que demuestra Scratches es el involuntario toque de atención a los desarrolladores profesionales: ya pueden éstos ponerse las pilas y despojarse de las telarañas que cubren su estancado sentido del género porque el movimiento independiente tarde o temprano acabará adelantándolos. Al menos en cuanto a crítica, algo que por desgracia muchos estudios y distribuidoras parecen no tener en cuenta.
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