Floreció el amor
Dos grandes de la aventura gráfica se unen en sagrado matrimonio
# Publicado el por Paco García
Conmoción primero y emoción después son las palabras que mejor definen la impresión de todos los que participamos en Aventura y CÍA al enterarnos del que posiblemente sea el acontecimiento aventurero-social del año: seguramente todos los que visitáis esta página conoceréis las archifamosas sagas Gabriel Knight y Monkey Island, e incluso la mayoría sabrá quiénes son las mentes iluminadas cual buda feliz que andan detrás de tan maravillosos ejemplos de software lúdico. Jane Jensen y Ron Gilbert son dos de los indiscutibles oligarcas del género, su voluminoso genio creativo no tenía hasta hace poco parangón alguno. Hasta hace poco. Y es que, señores, la unión hace la fuerza y el amor mueve montañas: el flechazo de Cupido ha acertado a traspasar los corazones de Jane y Ron y finalmente el abrazo de Venus los ha envuelto para regocijo de todos los aventureros. La feliz pareja hizo hace unos días el anuncio de su compromiso matrimonial, pasando complemente desapercibido (normal, tratándose de una noticia de índole aventurera), haciéndonos a todos testigos de su relación e invitándonos a propios y extraños a la boda, que como no podía ser de otra manera y por expreso deseo de la enamorada Jensen, se celebrará en la pequeña villa de Rennes-le-Château.
Sólo hay un perdedor en referencia a esta buena nueva, Robert Holmes, la anterior pareja de Jane, que apenado y destrozado por la adúltera noticia no ha querido hacer declaraciones hasta el momento. Ya no volverá a hacer la música para los juegos de la que fue su esposa. La Jensen ha confesado que cuando conoció a «Ronny» su vida conyugal pasaba por horas bajas y que durante su desliz con el diseñador tuvo que tomar una decisión con presteza: «aunque soy fuerte —argumenta—, no conseguía sostener el descomunal peso de los dos hombres de mi vida». Al final, Jane ha tomado una decisión que esperamos que sea la acertada y que, a nosotros, dado el carácter aventurero de la misma, nos llena de contento.
La feliz pareja ya hace planes para el futuro. De momento, ella ha dejado el proyecto en el que estaba trabajando y se centrará completamente en su hogar, y él, con el respaldo de «su Juani» va a afrontar el reto de una versión particular de su tercer Monkey Island: «Me presenté en el despacho de George [Lucas] y le comenté mi nueva situación personal, y mis nuevos y recuperados ánimos para hacerme cargo de juegos de verdad. Él me dijo: “Te readmito si me dejas ser el padrino”. No pude negarme y, con un abrazo de amigos del alma que somos, sellamos nuestro pacto». El nuevo proyecto de Gilbert contará con excepcionalísimas intervenciones. «El último ganador del Oscar al mejor guión original, Pedro Almodóvar, me ayudará con la historia —cuenta con orgullo—. Yo ya estoy un poco oxidado y necesito que alguien me desanquilose las articulaciones creativas». Inverosímil tándem este de Almodóvar-Gilbert que no lo es tanto, una vez nos detallan los pormenores de su amistad: «Conocí a Pedro en una fiesta de rojeras de Hollywood en la que estuve trabajando como camarero. Entre los canapés y el alcohol que iba sisando, terminé con una fuerte intoxicación que se manifestó en medio de la sala. Sean Penn y Pedro fueron los únicos que se preocuparon por ayudarme, el resto me aplaudían, silbaban e incluso me tiraban dólares: pensaban que era una performance».
Los giros en la historia del famoso Monkey Island son sorprendentes: «Quería devolver el brillo perdido a la saga y por eso he intentado dar un nuevo enfoque a la misma. Ahora LeChuck empieza a sentir un extraño sentimiento encontrado hacia su hermano perdido Guybrush, algo por encima del cariño fraternal y que le descubre una nueva dimensión dentro de sí mismo. Es por eso que, ante el rechazo que a su hermano le produce la idea del incesto homosexual, decide travestirse e ir en busca del amor que su otrora amada Elaine le ha robado. Guybrush ahora se ha enrolado en una cuadrilla de toreros piratas, con lo que su misión se complicará aún más». Ron Gilbert define este tercer Monkey Island alternativo como «un viaje iniciático melancólico, con ciertos toques naif, que pretende imbuir en el espectador un chorro de emociones de una manera nunca antes realizada, como dice Pedro, vía rabo».
Jane se muestra encantada con el resurgir de Ron desde el infierno de los juegos educativos del que ella misma confiesa que le ha ayudado a salir, no sin importantes esfuerzos. Ahora su principal objetivo, aparte de ver cómo su amorcito vuelve al primer plano profesional, es engendrar al primer bebé de su ilusionada unión. «Él será el futuro de la aventura gráfica, lo lleva en los genes», comenta ilusionada. Si es niño ya hay un nombre reservado para él: Gabriel. Esperemos poder contar el año que viene con otra noticia de esta magnitud, pero, entre tanto: ¡enhorabuena parejita!
Imágenes relacionadas

