Giro a lo bizarro
Título: Runaway 2: El sueño de la tortuga (2007)
Desarrolladora: Pendulo Studios
Distribuidora: FX Interactive
Lanzamiento: 21 de junio de 2007
Especificaciones (mínimo recomendado): Procesador a 1 GHz | 512 MB de RAM | 1'8 GB de espacio en disco | Tarjeta gráfica de 8 MB compatible con DirectX | Tarjeta de sonido compatible con DirectX | Monitor con una resolución de 1024x768 | Lector de DVD | Windows XP o Vista
# Publicado el por Javier Cadenas
Es curioso, porque el vídeo introductorio que pretende atraer al jugador es el paradigma de lo que no debe hacerse a tal efecto: es demasiado largo, tanto que aburre, hay mucho diálogo que sirve sólo para dar un información que hubiera sido mejor dejar que nos imagináramos, el ritmo es poco atractivo.
En cuanto a puzzles, si bien se han corregido errores que aparecían una y otra vez en el primer Runaway, hay otros que vuelven a hacer aparición y que desmerecen un diseño por lo general bueno y muy entretenido. Tener que repetir una misma acción una y otra vez es, aparte de aburrido, síntoma de poco cuidado a la hora de planificar según que puzzle. Si a esto le sumamos el lugar común en Pendulo de que usar un objeto con otro produce un resultado pero justo lo contrario no o tener que volver a buscar en un escenario porque a la primera no ha querido recoger un objeto que luego se necesitará (y esto rompe una de las premisas básicas, de las normas no escritas de cualquier aventura: recoge todo lo que pueda serte útil aunque no sepas aún para qué), ya tenemos un buen cúmulo de errores. Pero no queda ahí la cosa, porque además se han ocultado acciones cruciales para avanzar en árboles de diálogo secundarios sin volver a resaltar a primera vista los principales de los que dependen y que ya se habían agotado en una conversación previa, y la linealidad a la hora de realizar acciones está demasiado definida y es tremendamente rígida: sólo se pueden hacer las cosas cuando a los diseñadores les parece, aunque sea instintivo el hacerlas en otro momento, lo que deriva en una frustración que no tendría por qué existir (frustración por cierto que FX quiso paliar con un sistema de pistas interactivo que Pendulo diseñó e implementó perfectamente, pero que no sería para nada necesario de estar resueltas las mencionadas carencias de diseño: El sueño de la tortuga es un juego, por lo demás, sencillo, se tenga mucha o poca experiencia). Y si el error del diálogo crucial oculto clama al cielo, el que obliga al jugador, ojo con el destripe (que igual es hasta necesario), a utilizar un objeto con ¡una salida del escenario!, algo inaudito y totalmente contrario a lo que la intuición pueda dictar, es lo que redondea el diseño jugable. Diseño jugable que, insistimos para que quede claro, al margen de todos los errores mencionados, es notable, porque aunque quizá ocultas entre tanto error explicado, las características positivas y mejoradas respecto del primer Runaway también las hemos constatado.
Visualmente sigue siendo un placer, sigue contando con escenarios coloristas y brillantes (aunque se notan ciertas líneas temblonas donde habrían de ser firmes e, incomprensiblemente, cierto grano en los fondos), sigue haciendo gala de una perfección técnica apabullante, si bien no es perfecto artísticamente compartiendo la indefinición de A Road Adventure a la hora de construir los modelos de los personajes. Son meritorias las mejoras en cuanto a pequeños detalles y animaciones: de estas últimas se puede decir que las hay para toda acción, sin trucos de cámara, sin fundidos en negro, sin engaños visuales, están cuidadas sin paliativos; los primeros abundan y terminan de pulir la espectacularidad gráfica del título, hay pisadas en la nieve que desaparecen gradualmente, hay vaho que sale de la boca de los personajes cuando hace frío, el dinamismo prima en el aspecto que da El sueño de la tortuga. Por desgracia los vídeos siguen contradiciendo la laboriosidad del acabado y se muestran estáticos, los movimientos faciales quedan bruscos y las cabezas de los personajes son lo único animado en los primeros planos, y dan la impresión de no pertenecer al cuerpo de sus poseedores. Eso sí, están mucho mejor comprimidos y ya no se ven los artificios mpeg célebres en A Road Adventure.
Por lo demás, hemos podido ver que Runaway 2 sufre de ciertos errores de programación, no en el sentido de que haya bugs de importancia, sino relativos a la lógica del código que permite seleccionar diálogos referentes a eventos que aún no conocemos, frases sobre personajes que todavía no hemos tratado o que no nos han proporcionado la información precisa que se comunica, o parecidos defectos que afectan a la continuidad de la aventura. Queremos pensar que no es un desliz en el diseño.
La edición que FX ha puesto a la venta es difícilmente mejorable y, al margen de los extras como el precioso librillo de bocetos que trae o la inclusión además del primer juego de la serie, el doblaje que nos obsequia es de lo mejor que se puede escuchar en un videojuego en castellano. Sólo chocan un par de errores de dirección que no tienen importancia, como las frases en tonillo francés del soldado O’Connor cuando el que habla con el acento falseado es el propio Brian, en un trabajo bien hecho y con buenos actores. La única salvedad es una vez más el trabajo de Nuria Mediavilla, que incomprensiblemente sobreactúa demasiado, más si cabe que en A Road Adventure, donde ya se dejaba notar esto.
Aún a riesgo de insistir demasiado en el tema y de que nos tomen por puristas, uno de los grandes triunfos de este Runaway 2 es el que ya tenía la primera parte: Pendulo sabe seguir de manera casi magistral, y es algo tan raro como de agradecer, los patrones tradicionales del diseño de aventuras gráficas, lo que supone que se hace jugar como pocas en los días que corren. En otras palabras, es un clásico conceptual. Es decir, que con todos los errores que le hemos atribuido, que son puntuales aunque importantes, el esquema sigue la concepción clásica del género.
Conclusión
Runaway 2: El sueño de la tortuga es un juego que se toma mucho menos en serio que su antecesor. Quizá precisamente por esto les haya quedado un producto más entretenido en conjunto, más gracioso, más natural y menos pretencioso. Mejor, en definitiva, aunque su trama discurra por caminos radicalmente diferentes a la de A Road Adventure y sea una continuación que pueda dejar estupefacto al que la termina. El cliffhanger final promete cerrarse en el futuro Runaway 3: A Twist of Fate, y aunque puede parecer un intento de alargar el éxito de la serie, lo cierto es que brusco no es, sino que deja la puerta abierta para una tercera entrega que, si Pendulo pule los errores que arrastran desde Hollywood Monsters, puede sorprender. Esperamos que así sea.
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