Aventura y CÍA Aventura y CÍA

Aventuras gráficas al detalle

Reviews

Algo raro está pasando

Título: Drácula 3: La senda del dragón (2008)

Desarrolladora: Kheops Studio

Distribuidora: 505 Games

Lanzamiento: 24 de julio de 2008

Especificaciones (mínimo recomendado):

# Publicado el por Gaspar Ruiz 4

Cada una a su manera, exprimieron la novela del irlandés Bram Stoker, aderezándola, recortándola y revisándola según demandase la ocasión. Su esfuerzo fue tan loable que agotaron cuanto de bueno y novedoso podía sacarse de una relectura del mito. Necesariamente, el tercer y, por ahora, último capítulo de la serie (nunca digas nunca jamás: las buenas críticas recibidas podrían considerarse sobrados argumentos para acometer una cuarta parte) debía presentar algo distinto con lo que justificar una prolongación que no riñese con el contundente epitafio de «El último santuario».

Esta pretensión, que no es precisamente norma dentro del género, convierte a La Senda del dragón en uno de los mejores títulos de corte terrorífico de los últimos tiempos, amén de en una de las aventuras gráficas más interesantes de cuantas han constituido el más reciente catálogo del sector. ¿Arriesgada afirmación? Ni muchos menos.

Para empezar, nuestro objeto de análisis se revela como uno de los títulos mejor escritos de esta década. Lógicamente, si tenemos presente cuánto se ha distribuido en los pasados años, la aseveración queda lejos de alcanzar tintes milagrosos: ¡al fin podemos disfrutar de una aventura que retoma los fueros clásicos al anteponer una espléndida historia a unos gráficos o efectos vistosos! La peripecia del padre Moriani es un descenso a los Infiernos que no admite contemplaciones ni medias tintas, además de ser un excelente relato que centra su atención más en la vampirización que en el vampirismo. Tres líneas argumentales conviven en armonía: la canonización de la doctora Martha Calugarul y todo lo que la rodea, esto es, la cuota «investigadora» propiamente dicha; una parte histórica, que contextualiza y asienta las otras dos y cuyas implicaciones afectan sobremanera en el devenir de los acontecimientos, ya que trata de sociedades secretas que buscan la inmortalidad (Ultima Thule) y de organizaciones filo-nazis que detestan a cristianos y extranjeros (la Guardia de Hierro); finalmente, la «caza del vampiro», que engloba no sólo las pruebas de la Senda (ritual de vampirización) sino también los antiéticos experimentos de Van Berger (trasunto de Van Helsing) y Von Krüger, epítome del personaje ladino que es constante en esta narración.

Parece ser que los escritores de Kheops Studio, habitualmente irregulares, se hallaban mientras escribían el guión en estado de gracia, pues consiguen ensamblar los elementos con una coherencia, un sentido del ritmo y un atractivo verdaderamente envidiables. Gracias a este buen hacer, La Senda del dragón angustia, atemoriza y crea un sólido suspense sin que una cosa se imponga sobre la otra. Así, tenemos que los paseos de Moriani por Vladoviste y alrededores se convierten en un amenazante ejercicio de voyeurismo que parece suponer un peligro para su propia integridad (la cámara de las escenas de vídeo siempre se sitúa en una posición vigilante, agazapada entre rocas o matojos); que el susto momentáneo cede su espacio a la opresiva atmósfera del terror pseudopsicológico, más de la mente que de los sentidos; que la elección de la perspectiva en primera persona es algo más que una herencia de los dos juegos anteriores, ya que aquí destaca por lo que tiene de agobiante para el jugador al no poder vigilar lo que acecha a sus espaldas…

Como no podía ser de otra manera, el fabuloso guión (galardonado, con toda justicia, con el premio Milthon en el Festival del videojuego de París) da pie a toda una notable galería de dobles sentidos, de ambigüedades y de desconcertantes malentendidos que sólo adquieren verdadera entidad en los compases finales de La Senda del dragón. Y aunque los diálogos son parcos en ocasiones, y la linealidad es manifiesta, eso no impide que Drácula 3 legue para la posteridad un par de inquietantes e inolvidables situaciones (el sueño del asesinato en la habitación contigua, las espectrales voces del pozo) y un colofón absolutamente antológico, previsible —pero no por ello menos impactante— desde el mismo instante en que el padre Moriani pone pie en Vladoviste. Este final, fruto de la templanza, de la consistencia del argumento, sería la piedra angular de un proyecto de palabras mayores de no mediar la enfermiza predilección por el embrollo que profesa el juego.

Lamentablemente, hay demasiada morralla en La Senda del dragón. A veces, ésta resulta anticlimática, pues cercena de raíz el pulso narrativo y empuja al jugador a un ligero esfuerzo de inmersión para retomar los vericuetos del guión. Porque lo que en Drácula 3 no faltan son los proverbialmente desquiciantes puzzles de habilidad, recurso infalible para alargar innecesariamente la vida de un juego, esparcidos en unas dosis tan generosas como para que nazcan en nosotros instintos homicidas.

Analizar en profundidad esta tipología de puzzles es establecer una radiografía del estado actual de las aventuras gráficas, obsesionadas con primar la habilidad sobre la reflexión, los conocimientos sobre el contexto. Hace ya tiempo que el género se ha decantado por servirse del bagaje del jugador para tapar las carencias que presentan los juegos que lo integran; en vez de ofrecer unos códigos que permitan decodificar la información que se está dando, los desarrolladores utilizan toda clase de trampas con las que esconder las hondas lagunas imaginativas que saturan sus demenciales puzzles. Tener que deducir, por ejemplo, la secuencia Fibonacci para adentrarse en los aposentos de Drácula, así como tener que foguearse como hematólogo, criptólogo y lingüista, no puede considerarse precisamente un punto a favor de la jugabilidad ni del entretenimiento que debería ser el primordial objetivo de nuestra industria.

Así, cuando la trama parece llegar a algún punto muerto se «desatasca» con la introducción del incómodo quiste de turno. Para que os hagáis una idea clara, tomemos dos ejemplos en las antípodas, Simon the Sorcerer 4 y Los archivos secretos de Sherlock Holmes: El caso del escalpelo mellado. Tanto uno como otro son casos sintomáticos de cómo resolver ciertos acontecimientos sin perjuicio para el usuario: mientras el mago Simon lograba abrir una caja fuerte sólo mediante líneas de diálogo, sin tener que girar ninguna ruedecita dichosa, el famoso detective combinaba ingredientes en su laboratorio sin que nosotros tuviésemos que hacer nada más que juntar dos objetos. En Drácula 3 eso no pasa: dad por descontado que con Moriani giraréis la ruedecita hasta el hartazgo y tendréis que mezclar ciertos fluidos y luego apuntar vuestras observaciones sobre el proceso.

Continúa en la página siguiente

Página 2 de 3

« Anterior | 1 | 2 | 3 | Siguiente »

Review de Drácula 3: La senda del dragón
Imagen de Drácula 3: La senda del dragón
Imagen de Drácula 3: La senda del dragón
Imagen de Drácula 3: La senda del dragón
Imagen de Drácula 3: La senda del dragón
Carátula de Drácula 3: La senda del dragón

Nuestra puntuación

Tres estrellas y media

Drácula 3: La senda del dragón

Inicia sesión o regístrate… y síguenos:

Recordar la contraseña