La vertiente de aventuras indie se consolida día tras día con productos de calidad realizados por reducidos grupos con escasos medios pero mucho empeño a la hora de llevar a término sus juegos. Pero aún así y aunque llamado movimiento “garage” tiene todavía mucho que decir, siempre debe haber de todo y no son pocos los que intentan colar una aventura puramente amateur como una producción independiente. Y no nos engañemos, aunque la línea que los separa es fina y fácilmente franqueable, no se puede ni se debe meter en el mismo saco, por ejemplo un Dark Fall, que este The Adventures of Fatman que hoy es protagonista. Programado con el conocido parser AGS y con lo que, según denominan sus propios autores, una estética ‘retro’, The Adventures of Fatman es sencillamente una aventura amateur que a la gente de Socko! Entertainment ha dado por vender, con unos resultados, como era de esperar, bastante paupérrimos. Y es que no se puede pretender, por muy poco que nos importen a los aventureros los aspectos técnicos, sacar tajada de algo tan obsoleto y tan de aficionado como es el juego que encabeza esta noticia. Quizás sea por eso que la agrupación que ha desarrollado The Adventures of Fatman haya decidido echar el cierre al ‘negocio’ a finales de año.

The Adventures of Fatman, como su propio nombre indica hace mofa y befa del archiconocido hombre murciélago de la DC Comics así como de otros tantos superhéroes de tebeo, poniéndonos en el pellejo de un superhombre un tanto pasadito de kilos que ha de luchar contra el mal, personificado en esta correría por el villano Toxicman. La parodia está servida y aunque el juego está mimado en algunos aspectos pagar por él 9,95 $/€ no vale la pena, y más habiendo otras producciones, esta vez sí, de un corte profesional al mismo precio. Con motivo de su cierre Socko! Entertainment dejará libre, tal y como afirma en su página web, éste su primer juego por lo que podrá ser bajado da partir del 1 de Enero del 2004 de las páginas que lo pongan a la disposición del personal, sin ningún tipo de remordimiento legal, algo que sin duda agradecerán los pocos pero respetables amantes de los camp y lo cutre que tuviesen pensado adquirirlo a con el consecuente desembolso.

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