Revolution lanza Broken Sword 5: La maldición de la serpiente
Charles Cecil comenta con nosotros su última aventura
# Publicado el por Javier Cadenas
El estudio británico Revolution Software estrena hoy la última entrega de las aventuras de George Stobbart y Nicole Collard, Broken Sword 5: La maldición de la serpiente, dividida en dos partes —la segunda va incluida en el precio y se lanzará en enero en forma de actualización—. Después de una campaña de Kickstarter con una recaudación total (contando con las aportaciones vía Paypal) de alrededor de 600.000 euros, un desarrollo que ha prestado mucha atención a los mecenas del proyecto —sin dejarse llevar por sugerencias cuestionables— y un retraso de alrededor de seis meses con respecto a la fecha prevista originalmente, ya está disponible a través de las plataformas de distribución digital Steam y GOG.com, a un precio de 22,99 euros —con un pequeño descuento en el momento de la publicación de esta noticia—, para PC, Linux y Mac (las versiones para PlayStation Vita, iOS y Android llegará más tarde). Por el momento, sólo subtitulada al castellano, aunque Revolution confirma que la segunda parte añadirá el doblaje.
Durante la pasada feria Gamescom 2013, pudimos conversar con el director del proyecto, Charles Cecil, sobre todo aquello que nos anunció en la edición anterior del evento con sede en Colonia. «Ha sido un año extraordinario —celebra Cecil—. Cuando nos vimos por última vez aún no habíamos ni anunciado el Kickstarter. La campaña fue absolutamente brillante, porque nos proporcionó una fracción significativa del presupuesto, una suma fantástica que nos permitió hacer el juego que teníamos en mente. Pero lo mejor de todo es que los quince mil mecenas que confiaron en nosotros son maravillosos: al principio dijimos que íbamos a sacar el juego en mayo, y todo el trabajo extra que sus aportaciones nos permitieron realizar nos obligó a retrasarlo; la mitad dijo que la verdad es que nunca creyeron que llegáramos a la fecha prevista, y la otra mitad dijo que no importaba porque si habían esperado tanto podían esperar más. Es un privilegio poder comunicarse con gente tan generosa, y Broken Sword 5 se ha fraguado con el cariño no sólo de Revolution, sino también de nuestra comunidad de seguidores».
El planteamiento de La maldición de la serpiente sigue la senda de conspiraciones históricas y aventuras pulp característica de la serie. «El juego comienza —continúa— en los albores de la Segunda Guerra Mundial. En Cataluña, en plena Guerra Civil, vemos cómo los fascistas irrumpen armados en una masía para robar un cuadro. Ya en el presente, ese mismo cuadro aparece en una galería de arte en París, donde incidentalmente se encuentran George y Nico, que se verán envueltos en un segundo asalto por el cuadro: un robo con violencia donde el galerista pierde la vida. Por supuesto, las cosas no son lo que parecen. George, que trabaja para la aseguradora de la galería, tiene que resolver el hurto, mientras que Nico investigará todo el asunto para su editor, que ve una posible historia de interés para el periódico La Liberté. Y lo que parece ser una pintura que algunos dicen que está maldita, obviamente termina por ser mucho más».
Desde ese punto de partida, el argumento del juego se construye sobre el interés de Cecil por el gnosticismo, que es también la base del Gabriel Knight 3 de Jane Jensen. «Lo que me inspiró para la trama —nos cuenta— es la historia del agricultor que, en 1945, y esto son hechos históricos, descubrió una urna en un pueblo del Alto Egipto llamado Nag Hammadi. Pensó que contendría algo de valor y quedó consternado al romperla y encontrar dentro unos simples manuscritos. Se los llevó a casa y, después de que su madre usara algunos para alimentar el fuego, se los dio a un amigo, que los llevó a El Cairo donde, para su sorpresa, pudo venderlos. Resulta que los simples manuscritos eran los evangelios apócrifos de María Magdalena, Judas Iscariote —contando la historia desde la perspectiva de un Judas bueno— y Santo Tomás, el apóstol incrédulo. Los textos dejaban claro que incluso en tiempos de Jesús hubo ya división entre los que se convertirían en los ortodoxos y los que se conocen como los gnósticos. De estos escritos, el que más me atrajo fue el “Evangelio de la Verdad” [probablemente Cecil se refiera también a los textos “Hipóstasis de los arcontes” y “Sobre el origen del mundo”], donde se cuenta la otra historia de Adán y Eva y el Jardín del Edén: la de dos dioses, el dios celoso creador y el dios amigable portador del conocimiento, Lux Ferae, Lucifer, y su influencia en Eva. La Biblia nunca asocia la idea del Diablo con Lucifer, y lo que es muy interesante del tema es que todo se reduce al conocimiento, que según los evangelios apócrifos es lo que Dios no quería que la Humanidad poseyera. Estuvimos en Turquía, en Urfa, cerca de la frontera siria, donde algunos sitúan el Jardín del Edén. Desde un alto pudimos ver un paisaje sobrecogedor, el horizonte fronterizo y los rayos de sol penetrando un velo de polvo en la lejanía. Luego supimos que el polvo lo habían provocado las explosiones de la guerra…».
Fue ese el punto y final de un encuentro que hasta entonces había discurrido por una senda más alegre, entre el chiste cíclico de que sus personajes son arquetípicos y no estereotípicos (como suelen definirse), su descripción de las peticiones de los aficionados para el retorno de la cabra que muchos recordaréis, conversaciones sobre la inspiración de sus fondistas («gente con mucho talento que ha dado la visión inglesa de París, Cataluña u otros lugares, donde esperamos que se note el afecto aunque no sea precisa») en el Almuerzo sobre la hierba de Manet o su afición por Tintín, al que recurre en busca de inspiración para escribir personajes. Por supuesto, también encontró tiempo para dejar clara su postura en cuanto a tomarse según qué cosas demasiado en serio: «El primer Broken Sword hablaba de los Caballeros Templarios. Por entonces, no eran muy conocidos. En El péndulo de Foucault, Umberto Eco satirizó sobre las teorías del Temple y de la Santa Sangre y el Santo Grial, que evidentemente son una locura, y que más tarde Dan Brown afirmó como hechos en el prólogo de El Código Da Vinci, una locura aún mayor. Algunos aficionados a nuestros juegos nos han comentado que Brown debió de jugar Broken Sword e inspirarse en él; yo nunca diría tal cosa, me horrorizaría».