Ya habíamos mencionado en el mes de abril el desarrollo por parte de los checos Future Games (editora) y Unknown Identity (estudio) de Nibiru: Messenger of the Gods, la nueva aventura gráfica de los autores de The Black Mirror, tal vez, uno de los títulos más sobresalientes de la pasada temporada (nada meritorio debido a las descafeinadas aventuras competidoras).

A día de hoy, a falta de una fecha exacta oficial, sabemos que las correrías de Martin Holan, el héroe de la aventura, tendrán lugar a finales del presente año 2004.

Sin embargo, lo que más nos ha llamado la atención es la naturaleza del proyecto: se trata ni más ni menos de un remake, una puesta al día de Posel Bohu, ópera prima de Unknown Identity que data de 1998. Desconocida para el público aventurero internacional (de hecho, sólo tuvo aparición en su país natal y cosechando un notorio éxito, llegando a ser Aventura del Año en la República Checa), se trataba de una aventura desfasada gráficamente (en 1998, año en que los juegos en VGA daban sus ultimísimos coletazos) con cierto regusto amateur, al que el reducido grupo desarrollador pretende dar una nueva dimensión (como podéis comprobar en las capturas adjuntas) y repetir, tal vez, el éxito cosechado en su país de orígen pero a escala internacional.

De momento, y hasta que no se produzca una afluencia de información de mayor envergadura respecto a este proyecto, esto es lo único que sabremos sobre Nibiru: Messenger of the Gods, aventura que se nos antoja cuanto menos interesante por varias razones. Una de ellas es la calidad y buen hacer que han demostrado sus autores con The Black Mirror, que sin llegar a ser un prodigio del género, sus virtudes consiguieron derrotar a sus defectos (que los tenía y graves) dejándonos un buen sabor de boca, el cual podréis comprobar en el inminente review que os estamos preparando.

La segunda razón consiste en que una vez más, se ha demostrado que un pequeño estudio desarrollador (de hecho, el staff de Unknown Identity se reduce a unos ocho integrantes) es capaz de sacar adelante un proyecto con la calidad suficiente para competir en el ya salvaje y devorador mercado del soft.

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