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Superman vikingo

Título: Thorgal: La Maldicion de Odín (2002)

Desarrolladora: Cryo Interactive Entertainment

Distribuidora: Virgin Interactive Entertainment

Lanzamiento: 14 de julio de 2003

Especificaciones (mínimo recomendado):

# Publicado el por Paco García 2

Introducción

Nos hemos cansado muy mucho de poner verdes a las aventuras francesas, y es que bien es cierto que desde ‘La France’ no se puede decir que hayan llegado los mejores productos de los últimos años. Sin embargo quizá sea muy precipitado decir que todo lo que arriba desde nuestros vecinos del norte sea pura escoria. Tras el boom de las aventuras históricas, de las que poco podemos decir que no sepáis, y algún que otro sucedáneo no menos impopular, podríamos decir que las aventuras francesas van mejorando poco a poco en maneras, en gran medida gracias a la presión de un público que exige mayor calidad de contenidos.

Hoy comentamos uno de los títulos que nos llegarán en los próximos meses y que, al menos a mi humilde juicio, ejemplifica esta mejoría antes mencionada. Hartos de tramas anodinas con personajes planos y desarrollos pecaminosos, es grato recibir un juego como Thorgal, que aunque no es ni se acerca al nuestro modelo de aventura sobresaliente, demuestra que con un mínimo de mimo por parte de los desarrolladores se pueden hacer cositas bastante jugables.

Argumento

Torturado por el capricho de los dioses, obligado a ejercer una función de héroe que no le es siempre agradable y presa de un pasado tan temprano que le fue imposible controlar, Thorgal vaga en continuos viajes por medio mundo con el único fin de reencontrarse con su familia. Protagonista de montones de aventuras que no se ha buscado, el arquero vikingo es un guerrero más de pluma que de espada y así lo demuestra siempre con una diplomacia inusual para una persona de su tiempo y su condición.

Thorgal Aegirsson se encuentra una vez más a merced de los mares cuando le sorprende una tormenta que los dioses han provocado, por lo que se ha de refugiar en la aldea del cortés Oldfreid en Northland, un pueblecito en una isla no muy lejana a su ansiado hogar, pero sitiado por unos saqueadores liderados por el alquimista Hiralgur. Al calor del familiar fuego de la casa del jefe esperando que mengüe la furia de los dioses y amanse el temporal, nuestro personaje coincide en la choza con un misterioso anciano que se hace llamar Noral. Respetado a la vez que temido por sus místicas capacidades, el viejo entabla conversación con Thorgal y por medio de su encantamiento le enseña al guerrero una funesta visión de su futuro en un mágico espejo: se trata de él mismo disparando un mortal flechazo a su amado hijo ante la horrorizada mirada de su esposa. Sobrecogido por el espejismo, Thorgal se muestra en un principio reacio a creer lo que ve pero finalmente cae en la cuenta que no son pocos los enemigos que, haciéndose pasar por él, estarían dispuestos a disparar contra un inocente niño. Agradece encarecidamente el aviso al mago y éste antes de transmutarse en un cuervo y salir volando entre los lluviosos nubarrones, le dice que en su momento habrá de devolverle la ayuda prestada.

El valiente vikingo se lanza pues a la busca de un camino alternativo para llegar cuanto antes a su casa y así salvar al joven Jolan. Pero esto supone cruzar el peligroso bosque lindante a Northland, donde pulula un enorme dragón y donde moran los bandidos. Vencida la bestia y abatidos los vándalos, Thorgal llega a la fortaleza de Hiralgur, con el que finalmente se debe enfrentar y al que vence tras superar los múltiples ardides a los que nos somete. Pero el perverso cabalista nos tiene preparada una trampa final y si perece no lo hará solo. Así, a su muerte, la habitación se inunda rápidamente y nuestro protagonista pierde el conocimiento entre las aguas. Cuando despierta, se encuentra en un extraño lugar del que ya había oído hablar y al que llaman “el paso Entre dos Mundos” el nexo entre la vida terrenal y el Nifheim, la estancia de los muertos. Allí se vuelve a encontrar con un viejo conocido, el mago Noral; Es hora de cobrarse el favor...

Comentario

Como veis Thorgal goza de una buena y sólida base argumental, que además conforme progresa va enriqueciendo aún más el interés del jugador. Y es que no en vano, las aventuras y desventuras de Thorgal han sido objeto de excelentes criticas desde hace mucho tiempo, concretamente desde el ’77 que fue cuando nació el personaje de la pluma de Van Hamme y Rosinski. Con 26 álbumes a sus espaldas Thorgal es uno de los personajes de la vertiente 'viking fantasy' (que aunque ahora no se lleve mucho, en otro tiempo causó sensación y tuvo representantes desde en la omnipotente Marvel -Thor, es el referente más famoso- hasta en el cómic español de los 50 -Sigur el terrible, e incluso en algún Capitán Trueno-) que más ha perdurado y más ha calado dentro de los aficionados. No es vano, las historias de Thorgal son ricas no sólo en elementos históricos y mitológicos sino que también se entremezclan con la ciencia ficción de una muy peculiar manera, bastante atractiva. Así las cosas, no es de extrañar esta adaptación al videojuego de este clásico del tebeo, si bien es raro que no se haya hecho antes.

Thorgal no desmerece los trabajados guiones de los tebeos pues su trama, en la que mucho ha tenido que ver el propio Van Hamme (escritor, dicho sea de paso, del tampoco desconocido -aunque menos 'aventurero'- Largo Winch), aúna extractos de algunos de los números más significativos de la saga. No nos encontramos ante una adaptación a lo 'Capitán Trueno' para entendernos, el salto al monitor de Thorgal es tan noble como interesante y el resultado es lo suficientemente interesante como para no defraudar a los seguidores más acérrimos del vikingo. Tanto el personaje como las situaciones y argumentos de la serie dan mucho juego a la hora de llevarlo al ordenador y ciertamente gracias a un cambio de enfoque más que necesario en la 'filosofía francesa' para esto de las aventuras, se ha conseguido que el juego cuaje, cuanto menos en interés.

Y es que para la ocasión, Cryo se olvidó de su entorno Omni3D, de sus amaneramientos 'a là Myst' y de sus ademanes recalcitrantes, para ofrecer una aventura en tercera persona, muy bonita y bien trabajada, con elementos sutilmente innovadores y otros completamente renovadores, y con una riqueza tanto visual como argumental pocas veces vista en la última etapa de desarrollos de la empresa. Nos encontramos ante una aventura point’n’click de lo más común, escenas prerender sobre las que se mueven personajes en tiempo real y al se han querido introducir algunas escenas, muy localizadas, de acción (nada especialmente fastidioso, puestos a comparar vendrían a ser como las de Blade Runner, en menor cantidad e incluso más sencillas si cabe), así como elementos de habilidad que no son más que reinvención de lo visto hace lustros en aventuras de Sierra como Space Quest o King’s Quest (de esto hablaremos detalladamente más adelante, que tiene miga) todo ello aderezado con diálogos más ricos que de costumbre, descripciones de los objetos y un elemento narrativo extra que es el 'álbum', un cómic al que tendremos acceso en todo momento y que nos irá detallando con imágenes y textos lo que está pasando en cada fase de la historia, una original y sinóptica manera de ahorrar en videos que además aporta un elemento muy de agradecer al desarrollo, ayudando a aliviar esa sensación de 'qué coño hago aquí' tan sumamente despreciable de la que tanto adolecían las aventuras galas.

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Imagen de Thorgal: La Maldicion de Odín
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Carátula de Thorgal: La Maldicion de Odín

Nuestra puntuación

Tres estrellas y media

Thorgal: La Maldicion de Odín

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