Los personajes se mueven por pequeños (y no tan pequeños) saltos en diferentes posiciones salvo en contadas ocasiones como cuando te los cruzas por los pasillos del tren, en cuyo caso veremos una FMV con total fluidez de movimientos. Una verdadera lástima que el juego no fuese así en su totalidad.

La música es escasa, no nos sigue durante todo el juego, pero cuando lo hace, acompaña muy bien la situación. Lo que sí que no falta a lo largo de la aventura son los insistentes y nada monótonos sonidos del tren. Frenar al llegar a una estación y oír los silbidos de la presión del vapor o el traqueteo incesante cuando esta en marcha, una delicia para soñar. Eso sí, la ventana del camarote siempre cerrada.

Los dobladores han hecho un trabajo excelente, las interpretaciones están muy bien caracterizadas y se nota un cierto mimo en ello. Destacar al doblador del policía ferroviario, un gran trabajo con un personaje carismático donde los haya.

La calidad en las voces digamos que se mantienen al mismo nivel que los efectos, como mínimo.

Al contrario que el señor Knight que tiene mucha suerte de encontrar siempre (o casi) a alguien que entienda su idioma, o el más exagerado señor Stobbart que vive en un mundo anglo-parlante, el señor Whitney, no entiende todos los idiomas, los personajes secundarios hablan en su idioma natal, y a no ser que sepan hablar inglés (Cath es americano) no se entenderán. Esto se solventa con el hecho de que nuestro protagonista entiende y habla diversas lenguas, entre ellas el ruso y el francés. Así cuando habla por ejemplo, con el maldito niño, lo hace en un perfecto francés con unos perfectos subtítulos en castellano. Decir que no todos los diálogos están subtitulados, solamente las conversaciones en la lengua que Cath entienda. Algunos pensarán que no es muy acertado subtitular el juego a medias, pero todo lo contrario, como decía anteriormente, este es un juego muy inmersivo y estos detalles son los que lo convierten en una joya imprescindible.

El tiempo en The Last Express es un tema delicado, ya que es “en tiempo real”, o más o menos, eso quiere decir que si estamos en algún lugar determinado del tren, y al otro extremo está ocurriendo algún suceso, no nos enteraremos de nada. Esto puede parecer un inconveniente (y lo es) pero afortunadamente el juego cuenta con un reloj en el menú principal donde podremos retroceder en el tiempo en porciones de 5-10 minutos hasta llegar al principio del juego, si así lo deseamos. Esto debería resultar la mar de cómodo, porque si cometemos un error (que se cometen) podríamos retroceder para subsanarlo. Por desgracia, en la mayoría de los casos no nos daremos cuenta hasta que sea demasiado tarde, retrocediendo el juego automáticamente hasta el último punto donde hayamos hecho bien las cosas. Otro punto flaco es que por haber retrocedido mucho, puede que tengamos que repetir las mismas acciones, con el inconveniente añadido de que si las hacemos rápidamente, es posible que tengamos que esperar a que pase el tiempo, dando tumbos por los vagones de un lado a otro. Puede llegar a ser muy desesperante.

Destacar también el acentuado aire de juego adulto que destila. The Last Express es un juego si no para mayores de edad (que también), al menos para una persona adulta y con un mínimo de nivel de cultura e historia. El juego da por hecho que el jugador conoce los acontecimientos que originaron la 1º Guerra Mundial, o la situación sociopolítica de países como Serbia, Austria o Inglaterra, entre otros, y qué conflictos e intereses tenían entre sí. No representa un handicap serio para cualquier usuario, pero sí que le puede coger desprevenido y hacerle sentir fuera de lugar, o desorientarle.

Conclusión

The Last Express se nos presenta como una aventura de un acabado digno de película de investigación policial, que trata al jugador como a una persona adulta y le hace desesperar por su alta dificultad. Con todo, es un juego sobresaliente que cualquier aventurero no debería perderse. Recomendable para jugadores expertos y para los que disfrutaron con aventuras detectivescas como Blade Runner, la saga Gabriel Knight o Laura Bow, con sus similitudes al “real time”.

Con respecto a los creadores del juego, lo último que se sabe de Smocking Cars Productions es que hacia 1997 estaba prácticamente muerta, y de Broderbund Software no podemos esperar mucho ya. Lástima, porque, a la vista está, talento no les faltaba.

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