La verdad está ahí fuera
Título: Expediente X: El Juego (1998)
Desarrolladora: Hyperbole Studios
Distribuidora: Electronic Arts
Lanzamiento: 1998
Especificaciones (mínimo recomendado):
# Publicado el por Edorta Trinidad
Un detalle más que el fan de la serie sabrá apreciar y sin el cual se habría rasgado las vestiduras.
Nuestro papel en este conglomerado de actores, Craig Willmore, (Jordan Lee Williams), posee una vida cuyas circunstancias se convierten en un vano intento de darle al personaje una profundidad de la cual carece. Detalles como el pleito con su mujer o el fallido intento de escribir un libro, se podría entender esto como una referencia a El Fumador, (quien tiene una mínima intervención), no son sino apuntes que no trascienden más allá de la simple curiosidad. También chirría el papel de la agente Astadourian, personaje introducido, aparte de para ayudar en la investigación, para ser el contrapunto de Craig al igual que Scully lo es de Mulder. Sin embargo, la presencia de la agente de Seattle es casi testimonial aportando solo unos escarceos y un posterior enfado (no relacionado con éstos, aviso). Y es que Scully representa el escéptico ying del creyente, que no crédulo, yang de Mulder y, por contra, Astadourian no representa algo tan elevado para el agente Willmore.
Aparte de sus carismáticos personajes y sus discutibles a la vez que apasionantes episodios, si hay algo que ha caracterizado a Expediente X ha sido la música. Su galardonada sintonía ha trascendido más allá de la televisión pasando a ser parte del acervo cultural de las personas en cuanto a fenómenos extraños se refiere al igual que el propio nombre de la serie. Su artífice, Mark Snow, también contribuye junto a Paul Hiaumet a configurar la inquietante atmósfera del juego no con una banda sonora propiamente dicha, sino mediante sutiles melodías intercaladas aquí y allá junto al sonido ambiente dándole tan peculiar estilo. Simple y efectiva, cumple su labor a la perfección.
Hasta el momento, uno se ha limitado al componente cinematográfico del juego, pero, además del guión, son los puzzles los que conforman una aventura gráfica. No hay que olvidar que somos un agente federal y que hay que seguir un cierto procedimiento por lo que básicamente nos limitaremos a recoger pruebas (ya sean balas, restos de sangre o fotografías), analizarlas y sacar conclusiones. Para conseguir el objetivo, además, habrá que conversar (o espiar, según) a diferentes personas sirviéndonos de no lo que se podría llamar estrictamente puzzles, sino simples acciones lógicas como usar-ganzúa-en-puerta o enseñar-placa-de-agente. Se han implementado, también, los puzzles de diálogo por los que hay que seguir un camino previamente trazado para los cuales no tendremos todo el tiempo que deseemos sino un pequeño lapso para decidir, lapso del cual se hace uso en las puntuales, y recalco lo de puntuales para los ultra-conservadores y ultra-ortodoxos, escenas de acción. Somos un agente y, después de todo, el arma reglamentaria está para algo.
Los diálogos, ya mencionados, aportan un curioso elemento. Tendremos, como es normal, diferentes frases para elegir con respecto a lo que llevemos investigado. Ahora bien, cuando recogemos algún objeto, éste pasará a ser tema de conversación apareciendo un icono en la parte superior derecha de la pantalla. Pueden dar lugar a diálogos fundamentales para el desarrollo de la aventura o bien a otros más accesorios como puede ser el de la reducción de la pesca en las costas americanas.
Otra curiosidad viene dada por la introducción de emociones a la hora de responder a un saludo o a una simple pregunta. Puedes elegir opciones tales como "sospechoso" o el muy mulderiano "paranoico" de las que dependerán la actitud de tu respuesta y la del respondido. Según la elección, podrás soliviantar al otro interlocutor. Añade algo de variedad, no mucha, todo hay que decirlo, al complejo mundo de las relaciones virtuales. pero no va más allá de la mera anécdota.
Conclusión
Habría que señalar que el juego se salió varias veces al escritorio aunque sin llegar a desesperar, que hay algún error como entrar a un almacén de noche y que al salir sea de día (sin haber dado lugar al paso del tiempo) y que el número de espacios para grabar, tres, es a todas luces insuficiente. Os veréis con frecuencia retomando el juego desde un punto más atrasado, en ocasiones bastante atrasado, de lo que se desearía.
Si bien la aventura no tiene crasos errores, si que adolece de ciertos defectos. La historia, digna de un capítulo con tintes conspiranoico-gubernamentales, no alcanza la inmersión deseada. Da la impresión de que somos simples espectadores ante unos hechos que nos rebasan, que están bien trenzados, pero que no nos implican en demasía sumándose a unos puzzles que nos llevan de la mano por tal recorrido.
Así pues, Expediente X se define como una aventura decente y correcta cuyo interés radica en interactuar con el granado universo de los agentes del FBI siendo éste el principal reclamo para los seguidores de la serie que no acostumbren a acercarse al mundo de Roger Wilco y compañía.
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