Sherlock Holmes regresa hoy al género de la mano (por séptima vez) de la empresa ucraniana Frogwares en Crimes & Punishments, un título que nace con la ambición de convertirse en el camino a seguir para próximas aventuras del detective. Frogwares parece decidida a redimirse de pecados pasados con un juego de mimbres interesantes.

En esta ocasión, el inquilino del 221B de Baker Street se verá inmerso en seis investigaciones autoconclusivas, pero con repercusiones comunes y relaciones entre sí. Los casos en que se enfrascará, dos menos de los anunciados originalmente, serán tanto de cosecha propia como basados en el Canon de Artur Conan Doyle: dos de ellos, «El suceso de Abbey Grange» y «Peter el Negro» pertenecen a El regreso de Sherlock Holmes, con el que Conan Doyle se vio obligado a resucitar a su célebre detective tras despeñarle, junto con su némesis Moriarty, por las cataratas suizas de Reichenbach. Las enormes presiones sociales y familiares que tuvo que soportar el autor trajeron de vuelta al personaje: su propia madre le tachó de «grandísimo canalla» en una memorable carta en la que, enterada de que su hijo no tenía intención de continuar con él, le espetó un no poco contundente «no puedes, no debes, no lo harás».

Precisamente con «El fin de Peter el Negro» se iniciarán las pesquisas de Holmes en este Crimes & Punishments que intenta remitirnos a Dostoievski. El detective investiga en primera instancia el asesinato de un marinero retirado, arponeado en su cabaña. En «El misterio ferroviario», Sherlock Holmes deberá descubrir qué ha pasado con el tren que él y Watson esperaban a la vuelta de sus vacaciones, que desaparece conforme entra en la estación. «Baño de sangre» es un enigma clásico de habitación cerrada: un arqueólogo reputado es asesinado en unos baños romanos; tres personas son sospechosas de haberlo matado y no se encuentra ningún arma del crimen. «El suceso de Abbey Grange» es, como sabrá el lector de Conan Doyle, una de las mejores historias escritas sobre el sabueso: un noble muere en el salón de su casa y Holmes deduce que en ese crimen hay algo más de lo que aparenta. «La tragedia de los Kew Gardens», el quinto caso, compatibiliza un robo de plantas exóticas con la muerte violenta del director de un museo, al que se creía fallecido de un infarto. Por último, «Un paseo a la luz de la luna» pone a Holmes en el deber de probar la inocencia del hermano del «irreductible» Wiggins, que ha sido pescado ante un cadáver todavía caliente en un oscuro callejón.

Para enmendar sus tropiezos de épocas pretéritas (no tan lejanas), Frogwares promete una mecánica de juego en la que el usuario se mimetizará en la piel del detective, gracias a un sistema de correlación de pistas, de análisis del entorno y de deducción. El jugador tendrá que recabar el mayor número de indicios para resolver los casos planteados. Equivocarse es humano, dijo una vez el detective a su inseparable Watson, y parece ser que el juego destilará mucha humanidad, pues Holmes podrá, si el jugador no ha sabido interpretar bien los hechos, enviar a la cárcel —y a la horca— a un inocente, o a varios. Las decisiones morales tendrán además un peso enorme en la trama, según la compañía ucraniana.

Sherlock Holmes: Crimes & Punishments se pone a la venta hoy, 30 de septiembre, para demostrar cuánto de cierto hay en las bondades que le presuponen sus creadores. Podrá disfrutarse, además de en PC, en Xbox One y 360 y en PlayStation 3 y 4. Está disponible tanto en formato físico (en España lo distribuye Badland Games) como en digital, desde Steam, traducido al castellano. Del tráiler de lanzamiento, bajo estas líneas, quizá puedan sacarse unas conclusiones anticipadas. Por lo que se ve, y por lo que de él se sabe, es posible que estemos ante el mejor Sherlock de Frogwares, lo cual no es complicado. En unas semanas, en cualquier caso, saldremos de dudas en nuestra próxima, y segura, reseña.

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